La imagen del contador como “artesano de los números”, que registraba a mano datos sobre ingresos y egresos en los libros de negocio, lidiaba con bancos y proveedores y se “quemaba las pestañas” calculando impuestos, poco a poco se ha ido transformando.
Y es que, ante un entorno global altamente competitivo, el licenciado en Contaduría se erige como el “notario” de las organizaciones, es decir, el que resuelve problemas de todo tipo (financieros, fiscales, de costos, de recursos humanos) y, ayudado por herramientas tecnológicas para el registro de datos, toma decisiones clave para el futuro sostenible de proyectos tanto públicos como privados.
Así, esta profesión es hoy considerada una de las más completas en la formación de negocios, pues involucra conocimientos en áreas como finanzas, administración, derecho, contabilidad financiera y administrativa, auditoría y control interno, por mencionar algunas.
Por todo lo anterior, en este artículo te presentamos el perfil del contador actual, a partir de los cambios por los que ha atravesado en la historia.
En un artículo publicado en Contaduría Pública.org, el contador y máster en Administración y Dirección de Empresas, Antonio Rodríguez González, definió el principio evolutivo del profesional de la contaduría:
Con base en esto, explicó los cuatro niveles de desarrollo del contador profesional:
Llevar el registro de las operaciones, elaborar cédulas y conciliaciones y llenar formatos, son sus tareas básicas. Su actividad se simplificó con el uso de sistemas informáticos y la automatización, por lo que este nivel de contadores está a punto de la extinción.
Su alto conocimiento en sistemas le permite enfocarse en tareas de análisis como: estructuras de costos, resultados de desviaciones de auditoría, análisis financiero y fiscal, entre otras. Y su rapidez en la lectura de información le permite ir caminando al mismo ritmo de la organización e ir midiendo los resultados de sus decisiones.
Por su exposición a diversas experiencias y modelos de negocio, este contador puede prevenir consecuencias que impacten negativamente la rentabilidad y aconsejar acciones que favorezcan a la empresa y/o accionistas, como la optimización de costos y la reestructura financiera, fiscal y corporativa, por mencionar algunas medidas.
Por su alto grado de comprensión de los negocios, este contador toma mayor interés en ser un agente de cambio y líder tanto en la empresa como en la sociedad. Y su formación no se limita sólo al entendimiento técnico de su rama profesional sino se extiende por áreas como el desarrollo humano, el derecho y factores económicos, por mencionar algunas.
Concluye Rodríguez diciendo que los servicios profesionales brindados por los dos últimos niveles de contador “fungen como consejeros de primera mano o como emprendedores”, por lo que serán “difícilmente reemplazables” por tecnologías como la inteligencia artificial, a la que pueden usar para procesar grandes cúmulos de datos y enfocarse en sus clientes.
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