Todos nos hemos preguntado cuál es el fin de una empresa. Muchas personas suelen cuestionarse esto, pero nadie logra darle al clavo en cuanto a respuesta correcta se refiere. Unos responden que el fin de la empresa es hacer una gran fortuna, otros dicen que es dar empleos a miles de personas, aquellos dicen que ayudar a la sociedad y al medio ambiente, y así me podría seguir durante un buen rato. Pero ¿en verdad habrá un fin único de la empresa moderna? Yo no lo creo.
Carlos Llano, fundador del IPADE y de la Universidad Panamericana nos dice que en realidad, cuatro son los enfoques que definen los propósitos de una empresa en cuanto a organización. Sin embargo, esto no quiere decir que todas las empresas van a ser fundadas con el mismo objetivo. No. A lo que se refiere Carlos, es que estos son los pilares básicos de la institución, pero las micro metas o metas personales de cada una de las empresas, son las que con el tiempo construirán y ayudarán a alcanzar estos cuatro fines.
El primer fin de todos corresponde a la creación de riqueza y valor añadido, pues es evidente que quien hace una empresa también necesita comer y un lugar dónde vivir. Ojo, no solo dije riqueza, sino también valor añadido, pues la riqueza en sí no es mala. Únicamente se convierte en algo malo cuando se ve como un fin y no como un medio. En este caso se ve como un medio para lograr el valor añadido hacia la sociedad. Con la riqueza pueden lograr grandes cosas. Desde erradicar la pobreza y vandalismo, hasta reactivar economías fallidas.
El segundo de los cuatro fines es el servicio a la comunidad social en la que se desenvuelve, ya que lo correcto siempre será compartir con los demás lo que de nuestro trabajo haya surgido. Tenemos que entender, en especial las empresas tradicionales, que el hecho de que ellos mismo sean los que producen su propio dinero y tengan derecho a ocuparlo en lo que deseen, también tienen una obligación para con los demás. Siempre debemos velar por el desprotegido. Al menos para no dejarlo en situaciones miserables.
Posteriormente, el tercer fin empresarial es el desarrollo mismo de las personas que en ella trabajan. Como te he dicho en otros artículos, las empresas tienen que atender a tres dimensiones: la intrínseca, la extrínseca y la trascendental, las cuales van a permitir que una persona se realice en cuanto a persona. Las organizaciones deben ser antónimos de cárceles y sinónimos de libertad.
Finalmente, el último fin que debe perseguir toda empresa moderna es el mantenimiento de una comunidad duradera, pues de nada sirve que vendan y ofrezcan servicios si no son para fidelizar a sus clientes y formar una comunidad saludable. Por algo les están comprando. Tenemos que empezar a ver las negociaciones como acuerdos en los que ambas partes ganen y, sobre todo, que el hecho de negociar en sí traiga consigo mejoras para la sociedad misma.
No tiene absolutamente nada de malo lucrar con una organización, siempre y cuando ese beneficio económico esté sustentado bajo unas bases justas y moralmente buenas, la misma organización esté al servicio de la comunidad y se encargue de volver mejores a sus empleados para buscar el fin último de la persona humana: la autorrealización.
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