Cualquiera de nosotros podemos tener una herida espontánea o crónica, o conocer familiares y amigos que las tengan. Al leer este blog, conocerás la importancia del cuidado y cuál es la manera correcta de hacerlo.
Primero definamos qué es una herida.
Una herida es una ruptura en la piel o de los tejidos profundos. Las heridas crónicas pueden ser:
- Quirúrgicas: piel que se ulcera por presión en un área con hueso (lesiones por presión), úlceras arteriales o venosas, pérdida de circulación sanguínea y/o de sensibilidad debido a la diabetes.
Si la herida está cubierta con un apósito, este debe mantenerse limpio y seco. Los apósitos protegen a la herida de lesiones y los mantienen limpios, además de absorber secreciones sin dañar la piel de alrededor. Mantener un apósito limpio sobre la herida la ayudará a sanar, pero es importante cuidar el cambio y mantenimiento de los mismos.
Otro punto importante, es que no debemos permitir que la herida sea golpeada o que sufra algún trauma
Para el cambio o limpieza debemos de tener el siguiente material: apósito nuevo, guantes no estériles, removedor de adhesivos (adecuado a la piel), gasas, solución salina, bolsa de basura, cinta adhesiva, tijeras, antiséptico y el medicamento en caso de ser necesario.
El primer paso a seguir será realizar el lavado de manos con jabón y agua, colocarse los guantes. Al retirar el apósito, levante y jale la cinta paralelamente sobre la piel, (no se debe jalar el apósito hacia arriba), levante los bordes lentamente. Si se pega mucho a la piel, podemos ayudar a eliminar el adhesivo con una gasa húmeda con solución salina. Los bordes del apósito se levantan hacia el centro y se retira cuidadosamente de la herida. Una vez retirados, deben desecharse con cuidado en la bolsa de plástico y cerrarla bien junto con los guantes que estuvieron en contacto con la herida.
Después del cambio de apósito hay que realizar el lavado de manos.
Para limpiar la herida después de quitar el apósito, debemos colocarnos guantes nuevos, colocar una toalla debajo de la herida y mojar una gasa para limpiar suavemente con solución salina, del centro a la periferia o de arriba hacia abajo, limpiar cualquier líquido que drene la herida, con una gasa limpia cuantas veces sean necesarias.
Después hay que secar la piel alrededor de la herida con pequeños toques de una gasa seca y limpia. Mientras se seca debemos revisar que no esté enrojecida, inflamada que tenga secreciones verdosas o que duela; en general el estado de la piel, tanto de la herida como de la periferia.
Por último, colocar un apósito nuevo, abriendo el empaque y tocando únicamente los bordes, es importante centrar cuidadosamente el apósito sobre la herida, hay que asegurar el apósito en su lugar y lavarse las manos de nuevo.
Señales que pueden ser indicadores de infección son: aumento del dolor, enrojecimiento, hinchazón, que este caliente al tacto, mal olor proveniente de la herida, cambios de color, fiebre, escalofríos, nauseas o vómito.
Para promover la curación algo muy importante es la alimentación; las proteínas proporcionan mejor material para construir piel y repararla, los carbohidratos y vitaminas como la papa, arroz, vitamina C, A, etc. aportan energía al cuerpo para sanar. Mantén una dieta balanceada para ayudar a su cuerpo a reparar su herida y mantener un mejor estilo de vida.
Ahora conoces la importancia de estos cuidados y como realizarlos correctamente.
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