Durante mucho tiempo, se ha visto a la persona ambiciosa como alguien egoísta e individualista.
Alguien que sólo busca su propio bienestar y éxito. Incluso, erróneamente se ha relacionado demasiado con lo económico o monetario y no tanto con lo humano y trascendente.
Hoy día se considera ambicioso aquel que busca llegar más alto que los demás, meta que, evidentemente, sólo podrá lograr de manera individual.
El hombre verdaderamente ambicioso, sí es el que aspira a metas altas, sin embargo, está consciente de que estas metas no se podrán conseguir individualmente, sino de manera conjunta con más personas.
Esta segunda definición de ambición, aborda la cumbre con una perspectiva distinta. Mientras la primera la ve como un pináculo, la segunda la ve como una plataforma.
Si bien, ambas son motivaciones organizacionales, tenemos que entender su contexto y bases en las que se fundamentan.
La primera definición ve la ambición como una motivación de preponderancia, busca una jefatura y jerarquía, exige orden vertical y, sobre todo, ve a unos por encima de otros.
Por el contrario, la segunda entiende la ambición como una motivación asociativa, que no forzosamente se opone a la de preponderancia, pero que orienta a las organizaciones hacia otras direcciones, como la alegría, la amistad, el compañerismo, el trabajo en equipo y muchas otras más.
La opresión de la ambición ha generado conformismo y satisfacción mediocre dentro de las organizaciones. ¿Por qué crees que tus empleados no quieren ir por más? ¿Crees que cómo líder has inculcado ambición en ellos o la has erradicado? ¿Qué falta en tu liderazgo para que tu organización aspire a más?
Como líder organizacional, deberías aspirar a grandes metas, que sobrepasen las habilidades de tu organización por un poco, para que de verdad haya un crecimiento, por el contrario simplemente tendrías metas pobres.
De igual manera, es tu obligación inculcar ambición asociativa a tus empleados; enseñarlos a que juntos, deben aspirar a grandes metas y buscar crecer todos los días. Es tu responsabilidad instruirlos para que puedan distinguir los dos tipos de ambiciones, con el propósito de unir a la organización en un mismo sentido y hacia la misma dirección.
Aunque no lo creas, un correcto sentido de ambición en tu organización conecta distintos beneficios que a su vez producen muchos más. Uno de ellos es la productividad. Guy Sorman analiza una de las fuentes más importantes de la productividad y alcance de resultados organizacionales.
Nos dice que la productividad radica más en el compañerismo y trabajo en equipo, que en la competencia individual. Dicho de otra manera, la productividad se impulsa con la ambición asociativa y no con la de preponderancia.
Una vez que logres instalar una mentalidad en tus empleados y una cultura organizacional fundamentadas en la ambición asociativa, tu empresa comenzará a crecer exponencialmente, puesto que siempre tendrán metas más grandes que cada uno de ellos, pero que podrán alcanzar trabajando en equipo.
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