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Escrito por Universidad Panamericana
en agosto 07, 2020

Sin duda, este #BackToSchool 2020, nos ha inspirado más que nunca.

El pasado 30 de julio, el Mtro. Fernando Batista Jiménez, Secretario General de nuestro campus, ofreció a los alumnos un mensaje de bienvenida que nos dejó reflexionando entorno a la diferencia que existe entre las gratificaciones y los placeres.

placer-escuela

Te compartimos en este artículo el discurso íntegro para que analices cuál ha sido tu mayor gratificación hasta el momento y a qué otras le apuestas en este ciclo escolar.

Queridos alumnos:
En una de sus múltiples obras, Martin Seligman, director del Departamento de Psicología en la Universidad de Pensilvania y uno de los principales impulsores del movimiento conocido como “psicología positiva”, propone una aguda distinción entre lo que conocemos como placeres y gratificaciones, que me parece puede resultarles de alguna utilidad. De ahí que me haya planteado centrar esta valiosa oportunidad de dirigirme a ustedes para hablarles de ese tema.
Dicen los expertos que las generaciones actuales mantienen la atención por un periodo de ocho segundos, de manera que, si no los he perdido todavía, procuraré ser muy breve.
Bien, decíamos que los placeres y las gratificaciones son distintos. ¿Cómo es que son distintos?
Son distintos porque los placeres son aquellas sensaciones que nos reportan una grata sensación inmediata, como puede ser, por ejemplo, comer un chocolate, tomar una cerveza en compañía de un querido amigo o un café con las amigas, o ver una serie de televisión.
Por otra parte, las gratificaciones, a diferencia de los placeres, no nos reportan sensaciones gratas en el corto plazo, en la inmediatez, sino que implican dedicación, tiempo y trabajo, la mayoría de las veces, arduo, pero con la diferencia esencial de que la sensación de felicidad que nos reportan las gratificaciones es mucho más intensa que en el caso de los placeres.
Como ejemplos de gratificación, el profesor Seligman señala supuestos como terminar una difícil competencia deportiva, que muy probablemente requirió horas previas de entrenamiento; superar una crisis familiar, establecer una relación duradera; y entre esos múltiples ejemplos cita el de las graduaciones universitarias. Un logro que, implica un trabajo arduo y dedicado de muchas horas, durante muchos días, meses y años. Ese es el camino que tienen por delante. Un camino por demás apasionante.
Mi intención con estas palabras, queridos alumnos, y mi reto personal, es convencerlos de apostar más por las gratificaciones que por los placeres. Con esto no quiero, de ninguna manera, decir que los placeres son malos en sí mismos, porque no es así. Son malos, como todo, cuando se cae en el exceso. De lo que quiero convencerlos es de que apostar por las gratificaciones, aunque cueste, aunque sea a largo plazo, siempre les va a reportar un mayor índice de plenitud. Simplificando un poco, apostar por las gratificaciones, aunque les cueste los va a hacer más felices.
E insisto, no se trata de elegir de forma disyuntiva entre la gratificación y el placer. No se trata, por ejemplo, de decidir entre estudiar o comerse una caja entera de galletas y ver una serie de televisión. El secreto, queridos alumnos, está en conseguir la adecuada proporción entre estas dos variables, placeres y gratificaciones, dando mayor peso a lo que los va a llenar más: las gratificaciones. Será difícil, no cabe duda, porque cuesta más.
Pero si se detienen a meditar un poco sobre este tema, llegarán a la conclusión de que quienes han apostado en su trayecto de vida por el camino del largo plazo, por el camino del esfuerzo, por el camino de las gratificaciones, son quienes llevan vidas más plenas y satisfechas.
No sé si sepan ustedes que Abraham Lincoln, quien quizá sea el Presidente de Estados Unidos más querido en la historia, fue derrotado 10 veces en elecciones para ocupar algún cargo público; fue declarado en bancarrota y declinado para ocupar un puesto público, todo esto, antes de resultar electo Presidente, ya entrado en años. Y, sin embargo, Lincoln apostó por el largo plazo por seguir trabajando para alcanzar su sueño que haría realidad con creces.
En este camino del esfuerzo quisiera proponerles tres desafíos que le escuché a un querido profesor y que hago mías:
Formación técnica profunda. Nunca tendrán más tiempo para estudiar como en estos años. Estudiar a fondo –que implica reflexionar—, trabajar en conjunto, ser puntuales. Que aprendan y se formen depende mucho del profesor, sí, pero en gran medida depende de ustedes.
Apertura de nuestro estudio al fenómeno de la globalización. El servicio público y la economía son fenómenos cada vez más globales. Seguro que muchos de ustedes no van a trabajar en México. Tenemos que aprender idiomas, conocer otras culturas. Y, muy importante, tenemos que abrirnos a otros campos de estudio, a la filosofía, a la política y a la moral, que son indispensables para su formación y su futuro profesional.
Proponerse, de verdad, encarnar en su vida personal los valores que a cada uno les parece deseable que la sociedad en su conjunto persiga. Hay pocas profesiones en que la integridad de las personas tenga tanto impacto social como en las de ustedes. Y es un desafío que, por supuesto, abarca toda nuestra vida. Va más allá de nuestra profesión. Es el desafío de la coherencia, de la consistencia, de la integridad personal.
Si son capaces de responder a estos desafíos, queridos alumnos, serán capaces, al final, de responder a lo que la sociedad espera de ustedes.
Concluyo ya, invitándolos a que no escatimen esfuerzos para alcanzar metas ambiciosas, metas a las que tendrán que dedicar muchas horas de estudio y trabajo bien hecho, muchas horas de hacer lo que se debe hacer y de estar, con todos los sentidos puestos, en lo que se tiene que hacer.
Si siguen este itinerario de vida, les puedo asegurar que al final del camino mirarán hacia atrás y se darán cuenta de que lograron una vida muy alejada de la esterilidad; una vida que habrá dejado pozo, que habrá dejado huella. Una vida, al final, llena de gratificaciones. Una vida feliz.
¡Bienvenidos y ojalá los haya convencido de apostar por el camino de las gratificaciones!

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