En 1977 el novelista y semiólogo italiano Umberto Eco publicó Cómo se hace una tesis. Como detalla Hua Hsu en el New Yorker, esta guía no solo aborda el lado práctico del ejercicio de escribir una tesis (incluyendo las pesadillas de localizar fuentes antes del advenimiento de las bases de datos digitales), sino que ofrece una poderosa reflexión sobre el valor del ejercicio en sí. Escribir una tesis, sugiere Eco, es una preparación para la vida: para el encuentro intelectual con toda suerte de ideas y situaciones. Es por eso que Cómo se hace una tesis sigue siendo relevante, más allá de consejos vitales como “no escribas solo para tu director de tesis” o “no intentes ser Proust”. La tesis, dice Eco, ‘habrá sido como tu primer amor y te resultará difícil olvidarla”.
El proceso de escribir una tesis es largo, agotador y demandante. Pero, cómo sugiere Eco, a ratos es también exhilarate y apasionante. En los siguientes consejos intentaré resumir algunos puntos prácticos que pueden ayudar a inclinar la balanza hacia lo agradable.
1. ‘La mejor tesis es la tesis terminada’
Esta es la frase favorita del Dr. Zagal y me la recordaba a menudo cuando fungió como mi supervisor de tesis. En esencia, este es un recordatorio para no dejar que la ambición se te vaya de las manos. Tu tesis de licenciatura no determinará tu reputación vital o académica: es, antes que nada, un ejercicio técnico. Por ello, es importante procurar mantener el tema en dimensiones manejables y evitar tomarle demasiado cariño a líneas secundarias de investigación. Esa es la receta perfecta para atascarse por meses en un capítulo que nunca parece estar terminado (si te interesa la academia, ya habrá otros momentos para prestarles atención). Define los parámetros de tu investigación lo más pronto posible y apégate a ellos. Por otro lado, hay que tomar medidas prácticas para terminar a tiempo:
- Dedícale a tu tesis un número determinado de horas a la semana.
- Establece metas precisas y asequibles cada semana. El prospecto de escribir una tesis es monumental, en cualquier etapa, por lo que es útil dividir el trabajo en tareas manejables. Por ejemplo, no pienses en términos generales como ‘terminar capítulo 1’ sino más precisos, como ‘ revisar x fuente’, ‘definir esqueleto del capítulo 3’ o ‘escribir x número de palabras’.
- Apégate a las fechas de entrega que establece la facultad. El seminario de tesis (de la Facultad de Filosofía en la UP) está estructurado para que dividas tu trabajo de manera que te puedas titular cuando termines tus créditos. Aprovecha estos plazos límite externos: será más difícil cumplir con plazos límite internos después. (Créeme, tardé un año en terminar mi conclusión una vez que empecé a trabajar).
2. Piensa en la estructura
Hay muchas maneras de acercarse a la escritura de la tesis. Puedes empezar a escribir, encontrar la línea de argumentación en el camino y luego regresar a ajustar la maraña de contenido que dejaste atrás. No recomiendo este método: la manera más fácil de desanimarse del proceso es tener que enfrentar un gran número de páginas atiborradas de argumentos inconclusos y desordenados. Te ahorrarás dolores considerables en el futuro si, antes de comenzar a escribir, te sientas a considerar como vas a formular y organizar tus argumentos. Elabora esquemas y diagramas detallados, y no solo al principio sino continuamente durante el proceso. Así, no perderás de vista el argumento principal de tu investigación y el lugar de cada capítulo dentro de este argumento. Presta especial atención a la estructura de tus capítulos: recuerda establecer por qué el contenido importa en el marco de tu investigación y después vincular las implicaciones de tus conclusiones con el argumento principal.
3.Organiza tu bibliografía
Una vez más, para ahorrarte dolores futuros: asegúrate de elaborar una lista maestra de todas tus fuentes desde el inicio. Hoy en día hacer esto no requiere de mucho esfuerzo: gestores de referencias como Mendeley o Zotero te permiten guardar tus fuentes en línea o en una aplicación de escritorio. Las herramientas de citación de estos recursos además te permitirán exportar referencias en tu documento directamente en el estilo de citación que elijas. Yo esto lo descubrí hasta el final de mi tesis de licenciatura, por lo que ‘arreglar formato de referencias’ fue una tarea particularmente desagradable al final del proceso que evité fácilmente en trabajos subsecuentes en la maestría. Asimismo, no hay nada peor que recordar vagamente un argumento que te puede resultar útil y no saber dónde lo leíste u olvidar qué era lo relevante de una fuente que leíste hace muchos meses. La mejor solución para este tipo de problema es una bibliografía comentada: una lista en la que el nombre de cada fuente se sigue de un pequeño párrafo en el que se resumen sus argumentos principales. Comencé a hacer esto para mi tesis de maestría y lo recomiendo ampliamente.
4. Evita el plagio (obviamente)
Seguro está por demás decir que nunca deberías intentar presentar trabajo ajeno como propio y mucho menos en el ejercicio técnico que marca el cúlmen de tu licenciatura. Hoy en día, además, los recursos electrónicos que utilizan las universidades para detectar plagio son más sofisticados que nunca. Lo que tal vez cabe recordar es que errores ingenuos de atribución y referenciación también equivalen a intentar apropiarse de trabajo ajeno, por lo que no hay que escatimar en atención a estos detalles.
5. Disfruta el proceso
Por último, Eco tiene razón al decir que uno regresa a su tesis con cariño. Después de todo, será el primer proyecto que te exigirá este nivel de esfuerzo y compromiso. La tesis es una declaración de independencia intelectual: es decir algo en voz académica propia por primera vez. No está demás intentar disfrutar el proceso de elaborarla. Cabe recordar: el tema es uno que elegiste porque te gusta, te interesa, te intriga. No por eso permanecerás enamorada del proyecto todo el tiempo: llegarán críticas y correcciones de tu supervisor, tendrás que enfrentar el desorden tu cabeza en múltiples ocasiones. En cuanto a lo primero, es útil procurar no internalizar las crítica académica de manera personal. En cuanto a lo segundo, solo me queda decir que el desorden que precede al producto final encierra una legitimidad propia. Del momento en que eliges tu tema de tesis hasta el momento en que la defiendes, tus ideas van a cambiar, aclararse y definirse. Disfrútalo.
1 Umberto Eco, Cómo Se Hace Una Tesis (Barcelona: Gedisa, 2009).p.233
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