La producción musical es un proceso que integra varias disciplinas artísticas y técnicas. Dentro de esas disciplinas artísticas se incluyen generalmente la interpretación musical, la composición, la orquestación y el arreglo instrumental, entre otras. En la parte técnica vemos involucradas disciplinas como la ingeniería en audio, la acústica y el diseño sonoro. Es por esto que el perfil de un productor suele tener una personalidad multifacética que domina, en gran medida, varias de estas disciplinas. Se puede decir, entonces, que su función principal es supervisar y coordinar la parte musical y técnica de un proyecto durante toda su gestión. Por ende, el productor es alguien que entiende y maneja el lenguaje de ambos mundos, por lo que fácilmente puede ver la música como un conjunto de expresiones e interpretaciones artísticas del sonido, y entender el audio como un área con diversos procesos creativos mediante los cuales se busca capturar con la mayor fidelidad y transparencia ese sonido.
Podemos entender fácilmente el proceso de producción musical enfocándolo desde una de las áreas más conocidas dentro de este campo: la grabación en estudio. Desde esta perspectiva, generalmente se observan cuatro etapas: la preproducción, la grabación, la mezcla, y la masterización. La preproducción se refiere a la etapa donde se realizan todos los preparativos previos a una grabación. Por ejemplo, puede incluir la composición y arreglo del tema musical, las sesiones de ensayos de los músicos, la planeación de un esquema de grabación, así como la creación de un programa para el manejo de tiempo y logística de la producción. La grabación es justamente el momento de la captura del sonido de los diferentes instrumentos. Esto se realiza grabando un músico a la vez o en conjunto, dependiendo del género musical o de la modalidad del proyecto. Posteriormente, sigue la mezcla que es el proceso en el cual se editan las pistas de audio de cada instrumento usando diferentes herramientas y procesadores que existen en la actualidad, tanto de manera física y virtual, para su uso en una computadora. El proceso finaliza con la masterización que es la etapa en la cual se exportan todos los audios a una sola pista a la cual se le dan características comerciales basadas en los estándares de la industria, para después prepararlo y exportarlo en el formato elegido para su distribución.
Normalmente un productor tiene a su cargo todo un equipo de trabajo formado por ingenieros, técnicos y músicos, quienes se encargan de las diferentes tareas en cada etapa. Sin embargo, en muchos casos y con la proliferación de estudios en casa, puede ser él mismo quien realice todo el proceso; es decir, puede encargarse tanto del arreglo de la canción o pieza musical, como seleccionar y operar el equipo de grabación, para posteriormente realizar la edición, mezcla y masterización del proyecto. Incluso, en la actualidad, y debido en gran parte a las nuevas formas que existen para distribuir la música, es común que un productor también esté involucrado en el desarrollo del modelo negocio de los proyectos que produce. Esto requiere que no solo esté familiarizado con las características sonoras de los estilos de música contemporáneos, sino que conozca también los diferentes formatos y características del audio para plataformas digitales y redes sociales, además de conocer estrategias vigentes de promoción, de publicidad y de mercado. Todo este conocimiento le permite al productor moldear casi en su totalidad el sonido de una producción de manera que tenga el impacto deseado en la audiencia, logre un alcance global y una permanencia duradera en los medios de difusión.
¿Por qué estudiar producción en la EBA?
Entendiendo la importancia y el potencial profesional que tiene un productor musical, se han diseñado diversos talleres en la EBA (Escuela de Bellas Artes de la UP) que promueven y refuerzan la experiencia de producción en los estudiantes. En dichos talleres el alumno tiene un acercamiento temprano a la tecnología y a las principales herramientas de producción en diversos géneros musicales, siempre fomentando una metodología que permita obtener, como previamente dicho, la mayor calidad en cada una de las etapas del proceso. Además, se gestionan constantemente proyectos que combinan la imagen con la música y el audio, lo que les permite realizar la producción de proyectos audiovisuales y lograr así una experiencia más cercana a la realidad del contenido que se observa en las plataformas digitales, las cuales exigen hoy en día y casi de manera obligatoria, un aspecto visual en el contenido musical del artista. De esta manera, se motiva al alumno a concientizar y entender los modelos actuales de consumo, al mismo tiempo que incrementa su gama de oportunidades y de especialización dentro la industria musical. Finalmente, para fortalecer aún más esta visión íntegra de la producción en los talleres, se cuida también que el proceso de producción se desarrolle siempre dentro de un marco de innovación. Esto es con el fin de sembrar en los proyectos de los alumnos el potencial necesario para contribuir a la creación de nuevas expresiones artísticas.
Producción musical en México
Por otro lado, al observar de cerca el panorama de oportunidades profesionales que existen, a veces este pareciera tener un sentido confuso, complejo e incluso abrumador para algunos estudiantes. Esta situación pudiera asociarse al ritmo acelerado de una producción provocada quizá por la evolución rápida de la tecnología musical, la reducción de tamaño y costos del equipo de producción, la digitalización y virtualización de los procesos y herramientas de trabajo, todo bajo un bombardeo constante en medios que incitan a adquirir equipo y producir cada vez con mayor rapidez, resultando en proyectos efímeros y muchas veces carentes de un sentido artístico.
Sin embargo, una contraparte que puede ayudar a balancear esta percepción es entender que la producción musical en México goza de una gran diversidad de géneros que desencadenan también en una gran variedad de producciones de diferente índole, y que logran su auge incluso fuera del estudio de grabación o de las plataformas digitales, ya sea en producciones en vivo como eventos, festivales, conciertos o incluso dentro de otras expresiones artísticas como el cine, el teatro, la pintura, etcétera. Por lo tanto, los campos de especialización y oportunidades para las nuevas generaciones de músicos y jóvenes dentro de esta industria son vastas y en continuo crecimiento.
¿Dónde estudiar producción musical en México?
Aun así, es importante mencionar algunos retos que se enfrentan al buscar iniciarse en este campo. Primero, se debe reconocer que la oferta académica en esta área es relativamente nueva comparada con otras áreas de estudio, por lo que los espacios que ofrecen una formación de esta naturaleza, normalmente se encuentran centralizados en grandes ciudades, lo que limita su acceso a ciertas comunidades de estudiantes. Un segundo reto lo enfrentan directamente las instituciones académicas, y es derivado del continuo avance de la tecnología. Dicho avance ha generado que las nuevas generaciones de estudiantes traigan consigo nuevas formas de aprendizaje. Un ejemplo muy claro de esto, aunque provocado por una situación sin precedentes es la educación a distancia que la nueva normalidad ha forzado, potencializando el desarrollo y el uso de aplicaciones virtuales para la enseñanza y obligando también a la búsqueda de nuevas formas de emprendimiento en todos los sectores. Por lo tanto, las instituciones deben continuamente observar, entender y adaptarse a estos cambios implementando modelos de enseñanza que cubra las necesidades de las nuevas generaciones y un sistema que incluya la continua capacitación del personal en las nuevas tecnologías para lograr así, una formación integral en los estudiantes.
Afortunadamente, es cada vez mayor el número de instituciones que cuentan con un programa de producción musical a nivel licenciatura, y varias de ellas cultivan y mantienen una visión innovadora. El enfoque de estudio dependerá de la rama de especialización que la institución quiera seguir. Una de las ramas más conocidas que se mencionó al principió es la grabación en estudio, pero existen otras variantes con gran potencial de crecimiento y de mercado como la producción de audio en vivo, la producción de música de concierto, la producción de música y audio para imagen, la producción de música y audio para cine y videojuegos, por mencionar algunas. Los principios de los procesos de producción serán siempre muy similares entre ellas, pero cada una tiene herramientas y tecnologías únicas que requieren áreas de especialización específicas, lo que justamente resulta en el surgimiento de más áreas de oportunidad y de emprendimiento.
En conclusión, podemos ver que el perfil de un productor es tan amplio como las disciplinas que se involucran en el proceso de producción. Al mismo tiempo, vemos cómo puede diversificarse fácilmente en varios campos de estudio de rápida evolución. Sin embargo, cabe señalar, que a pesar de los continuos cambios siempre permanecerá un principio fundamental en este proceso, el cual alimenta y mantiene la relación intrínseca y recíproca entre la música y el audio. Es decir, la parte artística no se impone ni se minimiza ante la parte técnica y viceversa. Por lo tanto, ambos lenguajes establecen, en conjunto, los cimientos de una producción que de esta manera preservará íntegramente la esencia de la expresión musical.
José Luis Aguirre Galindo profesor de producción musical de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Panamericana.
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