¿Te ha pasado que fijas cierto número de metas pero no alcanzas a cubrirlas todas? Si tu respuesta es que sí, no te espantes, a todos nos pasa. Pero la verdadera cuestión es… ¿realmente sabes por qué sucede esto?
Aunque no lo creas, en este sentido en específico somos muy parecidos a un celular. Mientras el celular tiene batería, este funciona adecuadamente y te permite hacer básicamente todo lo que desees, pero cuando esta se agota, tienes que recargarlo y dejarlo descansar por un tiempo. Así nos sucede a los humanos cuando intentamos dar nuestro 100% todos los días. Al igual que los teléfonos tienen batería, nosotros tenemos voluntad. Entre más la utilizamos, más se desgasta. Algunas actividades nos restan más y otras menos. Si llegamos a utilizar toda nuestra voluntad, tenemos que descansar, o en nuestro caso dormir. Así funcionamos y es normal, de lo contrario no nos costaría trabajo alcanzar grandes logros.
En concreto, este tema lo abarca Robin Sharma, autor del Club de las Cinco de la Mañana, con un principio conocido como Agotamiento del Ego. Nos dice que todas las mañanas nos levantamos con nuestro ego o autocontrol a tope, listo para ser explotado en nuestras metas diarias, sin embargo, conforme va pasando el día y se van completando tareas, este ego va disminuyendo, pero el verdadero detonante de esta reducción son todas aquellas actividades que no nos suman, o como me gusta decirles, actividades reactivas.
Existen muchos ejemplos, pero las más comunes son el uso del celular, responder mensajes, hablar por teléfono cuando no se trate de negocios, ver algún video, etc. Todas aquellas actividades o pequeños momentos que sesgamos nuestra atención hacia temas irrelevantes.
Ahora bien, no sólo influyen las actividades que realizamos sino también el horario en que las realizamos. Es correcto, la hora a la que realices ciertas actividades va a ser un factor altamente influyente en los resultados que tengas.
Las personas no somos máquinas ni algoritmos, no podemos ser todo el tiempo altamente productivos, así como no tenemos autorregulación infinita. Nos cansamos y nos desgastamos. Sin embargo, sí podemos organizarnos, y qué mejor que hacerlo con base en nuestros ciclos productivos.
Estos ciclos productivos son dos, y es muy importante que identifiques en cuál de ellos tú te encuentras para poder maximizar tu rendimiento de ego y tus resultados con ello. El primero de ellos se llama Alondras, haciendo referencia al ser que es altamente productivo por las mañanas, dejando las noches para trabajo menos desgastante o más creativo. Son todas aquellas personas que se levantan antes de que salga el sol y logran la mayoría de sus metas diarias a primeras horas del día. Por otro lado, el segundo ciclo productivo es conocido como Lechuzas, ya que esta clase de personas es mucho más eficiente durante las altas horas de la noche, facilitándosele realzar todas aquellas tareas creativas por la mañana. Se caracterizan por irse a la cama por la madrugada y levantarse cerca de medio día.
En realidad no hay un ciclo mejor que otro, ambos son muy buenos y finalmente te llevan a lo mismo. Lo que sí hay que tener en cuenta es que primero que nada deberás tener en mente que todos tenemos energía y autocontrol limitado. Una vez entendido esto, debemos ver la manera de aprovechar al máximo este recurso que tenemos por medio de alguno de los dos ciclos productivos, el que más te acomode.
Si de verdad quieres ver un cambio en tu día a día, créeme que no hay mejor solución que una planeación realista y optimizada.
Recuerda: Productividad = Ego X Ciclo Productivo
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