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LOS ÁTOMOS Y LOS ALUMNOS PREPARATORIANOS: Reflexiones en el contexto de la educación centrada en la persona

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9-dic-2024 11:13:13

Los átomos y los alumnos preparatorianos:

Reflexiones en el contexto de la educación centrada en la persona

 

Osmar Alí Marines Navarrete-1

Quím. Osmar Alí Marines Navarrete

Introducción 

La intención de este escrito es reflexionar sobre el deseo inherente de las personas de aprender (pulsión) y de cómo algunos aspectos del sistema de educación inhiben esta pulsión ocasionando situaciones que llevan al fracaso escolar. También se reflexionará en la educación centrada en la persona como una contención de algunos aspectos del fracaso escolar, todo esto usando como analogía la reactividad y naturaleza química de los átomos y las moléculas.

 

Desarrollo 

Anny Cordié (2003) menciona que las personas desde muy temprana edad tienen una curiosidad genuina y persistente de conocer el mundo, y se aprenden cosas sin necesidad de un método en particular [1]. Aprenden jugando, explorando, etc., a esta curiosidad persistente por conocer nuevas cosas Freud (y aún la autora) lo llama “pulsión” [1]. Esta pulsión se refiere al impulso de aprender, pero bajo los deseos de uno mismo y no de los demás. Tiene que ver con la naturaleza misma de la persona, relacionada con su historia de vida, su carácter, su personalidad, etc. Y me hace recordar la reactividad, propiedades y características de los átomos de los elementos de la tabla periódica.

 

Cada alumno tiene su pulsión y esta determinará su interés, el camino que habrá de seguir, sus búsquedas, etc. así como cada elemento tiene su propia reactividad que dicta cómo ha de comportarse en determinadas condiciones y en su interacción con otros átomos (reacción química).

 

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En el sistema escolar actual, de manera general, se pretende que todos los muchachos aprendan igual y aprendan lo mismo, se pretende que todos resuelvan de la misma forma los problemas y el razonamiento para abordarlos sea el mismo, seguir los mismos pasos y si no es así, entonces su resolución está mal. Este tipo de pensamientos e intenciones inhiben la pulsión de los muchachos y puede llevarlos hasta un estado de negarse a aprender. Anny Cordié (2003) hace una analogía de este aspecto y la llama anorexia escolar y menciona que “de la misma manera que un anoréxico no come nada, el sujeto con anorexia escolar pondrá toda su energía por no saber nada [1]. He aquí la importancia de no inhibir la pulsión. Al contrario, hay que identificarla, reconocerla y confirmarla en los muchachos para usarla en nuestro favor, así como el químico conoce la reactividad de los átomos de los elementos para usarla en su favor, de manera que con este conocimiento el químico sabe perfectamente bien en qué condiciones se favorecen las reacciones de los átomos.

 

Así como el trabajo del químico es conocer la reactividad de cada átomo (y no cambiarla) para aprovecharla a su favor en las reacciones químicas, la tarea del docente es conocer la pulsión de cada muchacho para colaborar con él y lograr un aprendizaje que sea suyo (del alumno) y no que repita las palabras del profesor, tal como Montaigne lo decía (Essais, I, XXVI): “Las abejas liban de las flores, pero después hacen la miel que es exclusivamente suya, ya no más tomillo ni mejorana”.

Aprender implica un deseo, un proyecto, una perspectiva, no es solamente comprender.

El aprendizaje centrado en la persona tiene como punto de partida él conocer a los estudiantes, sus intereses, sus deseos, sus intenciones y estas se toman en cuenta para el proceso enseñanza- aprendizaje. Seguramente en el proceso de este conocimiento podremos identificar la “pulsión” del muchacho, que es importante en primer lugar para no inhibirla y como se dijo antes, aprovecharla a nuestro favor.

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Aunque los químicos identifiquen átomos de elementos que puedan tener la misma reactividad (o una muy parecida), propiedades parecidas y comportamientos similares, cada elemento tiene su nombre (sodio, potasio, litio, etc.) y aún los átomos del mismo elemento que difieren sólo en la cantidad de neutrones entre ellos, tienen su propio nombre (hidrógeno, deuterio, tritio) [2]. Así mismo, aunque los estudiantes tengan similitudes, cada uno tiene su nombre y hay que utilizarlo para referirnos a ellos. Este es un aspecto muy importante en la educación centrada en la persona y hay que practicarlo y fomentarlo sin importar que asignatura se enseñe.

 

Conclusiones

Considero que para lograr un aprendizaje en los muchachos y evitar (aunque no al 100%) el fracaso escolar es importante poner en práctica lo siguiente:

 

1.- Conocer la pulsión de los estudiantes para no inhibirla, y en lugar de eso, utilizarla en nuestro favor.

 

2.- Llamar a los alumnos por su nombre.

 

3.- Permitir que los estudiantes hagan suyo el aprendizaje, no obligarlos a que repitan nuestras palabras o se aprendan de memoria definiciones de un libro.

 

4.- Si se quiere explicar un concepto, abordar la explicación de distintas formas.

 

5.- Buscar alternativas para las soluciones de problemas en clase, no enseñar siempre la misma metodología.

 

6.- Realizar el proceso de conocimiento para cada grupo nuevo.

 

REFERENCIAS:

  1. Cordié, Anny, (2003), Los retrasados no existen: psicoanálisis de niños con fracaso escolar. (1ª Ed.). Buenos Aires. Nueva visión. PP. 26-38.

 

  1. Chang, Raymond. (2002), Química General. (7ª edición). Madrid: Mc Graw Hill Interamericana.


 

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