La ansiedad es una respuesta natural y adaptativa del cuerpo y la mente ante situaciones percibidas como amenazantes o estresantes.
La adolescencia es una etapa de transición y crecimiento, en la que nos encontramos descubriendo nuevas maneras de ser a través de la experimentación y valoramos mucho las relaciones sociales que empezamos a forjar.
En esta etapa de transición, los jóvenes experimentan cambios físicos, emocionales y sociales que influyen en cómo se perciben a sí mismos y cómo se presentan al mundo. Comprender el proceso de conformación de su identidad es crucial para promover un desarrollo saludable y positivo.
El buen descanso es una parte fundamental de la vida humana, especialmente durante la etapa de la adolescencia. Sin embargo, cada vez más jóvenes se ven afectados por el insomnio, un trastorno del sueño que puede tener consecuencias negativas para su bienestar y rendimiento académico.
Esta edad se caracteriza por ser compleja y una transición difícil tanto para los mismos adolescentes como para las figuras de autoridad que acompañamos su proceso de crecimiento y formación.
Las rutinas ayudan a armonizar nuestra vida y tomar ritmos saludables. Una de las más importantes es la que aplicamos durante la mañana, pues de esta depende, en gran medida, la actitud, energía y motivación con la que enfrentamos el día.
Los estilos de aprendizaje reflejan la manera en que las sensaciones afectan la habilidad de un alumno para absorber y retener la información, por lo que hay estudiantes a los que se les facilita o acomoda mejor conocer por vía auditiva, kinestésica (movimiento o acción) o visual.
En cualquier etapa de la vida, el cuidado de la salud mental es indispensable para una vida plena, por lo que es tan relevante como la atención al cuerpo. Incluso hay quienes dicen que, sin salud mental, no es posible la salud física.