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Escrito por Universidad Panamericana
en junio 02, 2023

¿Cómo es que alguien puede vivir una adversidad tan dolorosa en todos los sentidos, y no solo superarla, sino además salir extremadamente fortalecido de ésta? Busca tu espacio favorito para leer y ponte cómodo porque estás a punto de conocer una de las mejores y más inspiradoras historias de resiliencia de las últimas décadas. 

El protagonista de esta historia es Fritz Thompson, quien el pasado 11 de mayo de 2023 vino a la Panamericana para impartir su conferencia magistral “¿Que no puedo qué? De cuadripléjico a triatleta”, que se llevó a cabo en el marco de la Feria de Personas con Discapacidad que organizó el área de Compromiso Social. Su objetivo principal fue dejar un mensaje a la comunidad universitaria: “siempre se puede”. 

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El accidente

Fritz se consideraba un hombre feliz con una “vida perfecta”, pues lograba cada meta que se proponía en el ámbito académico, profesional y personal. Hasta que un día, un 24 de abril de 2001 para ser precisos, su vida de ensueño dio un giro inesperado que traería consecuencias fatales, o por lo menos eso era lo que él y los médicos pensaban en ese momento. 

«Había viajado a la Ciudad de Puebla por temas de trabajo, y cuando venía de regreso a la Ciudad de México, me cayó encima una camioneta. El techo del carro me aplastó la cabeza y me lo hizo con tanta fuerza, que mis vértebras cervicales se comprimieron entre sí, se fracturaron y me provocaron una terrible lesión medular». 

El sistema nervioso está compuesto por células que son distintas a la mayoría de las demás células del cuerpo. Por ejemplo, si nos cortamos el cabello o las uñas, estas células se regeneran; pero las del sistema nervioso central no.

Eso fue lo que le sucedió a Fritz. Del cuello para abajo no podía moverse, no podía respirar por sí mismo, no tenía función digestiva, no sentía absolutamente nada más que el colchón en la parte de atrás de su cabeza, y lo peor era el diagnóstico médico: así iba a pasar el resto de su vida, en una cama de hospital o silla de ruedas, siendo auxiliado por otros para realizar sus necesidades básicas.

«Tenía 33 años y les puedo decir que nunca me había encontrado ante una adversidad. De repente, se me presenta esta prueba, sin que yo me la buscara, sin que yo me la mereciera y sin tener posibilidad alguna de revertir las cosas».

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La aceptación

Días después del accidente, Fritz pidió que lo dejaran solo en la habitación con su mamá, que durante todo este proceso fue su más grande apoyo, y le dijo: 

«Si tengo que vivir esto, está bien, no me voy a dejar vencer y lo voy a enfrentar, pero tiene que servir de algo».

En ese instante, Fritz se convenció de que no hay problema, fracaso o tristeza que el ser humano no pueda enfrentar, trabajar, explotar y capitalizar a su favor. Y definitivamente ni él ni nadie, estamos preparados para experimentar algo como la cuadriplejia; sin embargo, debemos entender que la adversidad es universal, a todos nos ha tocado o nos tocará vivir sucesos difíciles, la parte importante vendrá cuando nos preguntemos: ¿qué vamos a hacer con el problema?, ¿de qué forma queremos resurgir cuando acabe?, ¿nos convertiremos en personas más fortalecidas o amargadas?

En esto se basa la resiliencia, definida como la capacidad para regresar a la plenitud después de vivir un acontecimiento adverso; que, por cierto, el término proviene originalmente de la física, usado para hacer referencia al comportamiento de los materiales.

«Es muy complicado que un cristal estrellado regrese a su estado original; pero en cambio, un resorte, por más que lo estiremos, siempre regresa a su estado y ni siquiera sufre daño mecánico interno. Esa es la idea que les quiero transmitir». 

El ser humano se asemeja mucho más en conducta al resorte, que al cristal.

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  • Tips para ser más resiliente 

1. Enlista tus bendiciones. Si Fritz pensaba en el futuro le daba miedo, si pensaba en el pasado le causaba tristeza por lo que fue y ya no iba a poder ser; lo único que quedaba era enfocarse en el presente y reconocer lo bueno que aún tenía.

«Es verdad, estoy cuadripléjico, pero estoy vivo, puedo ver, oír, estoy rodeado de gente solidaria. Ahí entendí el principio del vaso medio lleno o medio vacío, la parte del vaso que quieran ver es una realidad, ambas perspectivas son válidas».

Hacer una lista de bendiciones generó un efecto positivo en Fritz. Ya empezaba a disfrutar sus terapias, a hacer amigos, a platicar con el personal médico; porque se dio cuenta que, a pesar de todo, había corrido con suerte y entonces, la situación en la que se encontraba ya no parecía tan trágica.

Nacho, un amigo que conoció en un hospital de Miami, que también era cuadripléjico, tuvo que irse de ahí porque no tenía dinero. Cuando Fritz le habló por teléfono para ver qué había pasado, Nacho le dijo: “No tienes idea de cómo me gustaría estar en tu lugar”. Esas palabras calaron hondo en Fritz y terminaron por reforzar su idea de que las bendiciones son más grandes en cantidad y relevancia que los problemas. 

«Las cosas más simples de la vida son bendiciones. Hay que hacernos responsables de nuestra propia felicidad. Yo soy feliz por default y sé que pase lo que pase sé que todo estará bien, porque decido ver la parte llena del vaso».

 

2. Identifica qué le da sentido a tu vida. Durante el año que pasó en terapia psicológica, Fritz leyó el libro de “El hombre en busca de sentido” de Viktor Frankl, el cual, narra las experiencias de los prisioneros en los campos de concentración y cómo ellos buscaban un propósito que les daba la esperanza de salir de esos lugares. 

«Mi historia la escribió un 97% Dios, él me dio una segunda oportunidad para levantarme, 1% mis doctores, 1% mis seres queridos, quienes me inspiraron a pelear por mi rehabilitación y el otro 1% me lo quedo yo, porque tomé la decisión correcta de seguir».

Así, cuando Fritz identificó su por qué, encontró el cómo; y se convirtió en una persona imparable. 

«Cuestiónate tu razón de ser, clávatela en el corazón, grábatela en la cabeza y recuerda que un por qué sacó con vida a gente de los campos de concentración».

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3. Aplica tus valores y virtudes. En los hospitales, Fritz también desarrolló la capacidad de analizar quién iba a superar la cuadriplejia, basándose en los valores y virtudes de cada persona, porque la adversidad demanda estas herramientas para poder enfrentarla. Hablemos de algunas de ellas:

  • Fe, es algo que no puede faltar ni en la plenitud ni en la adversidad. Puede ser muy difícil tenerla, y aunque los pronósticos sean desalentadores, tienes que tener esa convicción de que lo que va a  suceder en el futuro, va a resultar favorable para ti.
  • Voluntad, hay problemas que no se resuelven con inteligencia, talento ni mucho menos con dinero, se solucionan con esfuerzo, deseo y ganas. 
  • Determinación, además de desear que sucedan las cosas, debes tener agallas para vencer los obstáculos y no descansar hasta cumplir tus objetivos. 
  • Actitud, ¿cómo vas a responder a las circunstancias? Toma las cosas con humor y positivismo.
  • Perdón, tanto pedirlo como otorgarlo, es de las mejores decisiones que puedes tomar en la vida, porque te permitirá liberarte y vivir en paz.

 

4. Sueña. Luego de una intensa rehabilitación que duró años, Fritz ya había pasado lo más duro, recuperó la movilidad en casi todo su cuerpo y se convirtió en papá. Pero, un día, acompañó a la clase de natación de su hijo, se echó a la alberca y cayó encima de un joven triatleta que estaba entrenando para una competencia, quien lejos de molestarse, lo invitó a practicar este deporte, sin saber que Fritz tenía capacidades diferentes.  

«Mi respuesta inmediata fue: “yo no puedo” y me dijo: “claro que puedes”. Al día de hoy, ya tengo 8 años de ser triatleta». 

El comentario del joven le provocó una catarsis, había luchado tantos años contra los “no puedo”, y ahora, él mismo se estaba subestimando. Sin duda, Fritz tenía el deseo de ser un deportista; así que una vez más, se propuso a derribar sus “limitaciones” y conquistar sus sueños.

Esta historia no tiene un final feliz porque Fritz volviera a caminar, llegara su hijo y pudiera ser triatleta; sino porque en él renació el amor a la vida y lo potenció. Por eso, de ahora en adelante, cuando una adversidad llegue a tu vida, piensa que la grandeza está en ti, no en los problemas, y que eres mucho más capaz de lo que crees para resolverlos.

«Los quiero invitar a que vivan con la convicción de que todo es posible. El “no puedo” es una gran mentira, es una excusa para no intentarlo; cámbienlo por la pregunta: ¿cómo le hago para poder? Así echas a andar tu creatividad y piensas en soluciones para algo que parece imposible».

¿Qué opinas de la historia de Fritz?, ¿qué te dejó?, ¿con qué frase o consejo te quedas? Si actualmente te encuentras en circunstancias complicadas, afróntalas con firmeza y ten la seguridad de que vas a salir adelante, porque siempre se puede. 

 

Inspírate con más historias de la UP, aquí.

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