Economía es una palabra que diario escuchamos en los medios de comunicación, y sabemos que los cambios en este entorno se traducen en graves repercusiones en nuestras vidas; por ende, si escuchamos que “la economía de México se ha debilitado” es lógico preocuparnos por las posibles consecuencias. Sin embargo, ¿sabemos qué significa que impacta nuestras vidas? Y, si realmente nos afecta ¿a qué problemas se remite este daño?
El término economía proviene de los vocablos griegos oikos (casa) y nomos (ley o regulación), de los cuales, bajo un uso etimológico, se puede inferir que significa “regulación del hogar”. Aunado a esto, es importante señalar que la economía tiene la función de atender los asuntos que implica utilizar ciertos medios para lograr ciertos intereses, por ejemplo, la producción alimentaria, la cual es utilizada como medio para satisfacer una necesidad humana, pero los intereses involucrados son, por un lado, de la empresa productora, y por otro, del consumidor. Economía tiene muchas definiciones, en este artículo nos interesa recuperar aquella que estableció el académico Lionel Robbins: “ciencia que analiza el comportamiento humano como la relación entre unos fines dados y medios escasos que tienen usos alternativos .”[1]
En un principio esta definición me trajo bastantes preguntas, de las cuales ahora me interesa responder una: si la economía estudia el comportamiento humano, entonces ¿en qué se diferencia de la ética o a la sociología? A mi parecer el distintivo de la economía es la centralidad de la producción y la obtención de medios y fines materiales como objetos de análisis. En cambio, la ética se encarga de estudiar las virtudes, las cuales refieren a la forma idónea de comportarse. Cabe aclarar que esos modos de llevar a cabo una acción no se pueden producir, al modo en que se produce un calzado. Es decir, el modo en que un ser humano forja una virtud no es equivalente al proceso en el que una máquina transforma materia prima en un producto nuevo.
Como ya se dijo, esta ciencia se encarga de estudiar los medios de producción y la finalidad de estos para satisfacer las necesidades sociales. Por ello, su estudio no se agota en una mera contemplación de los procesos de fabricación, sino que implica un conocimiento de lo que se fabrica, las formas más óptimas para producirlo y de distribuirlo; pero además, se necesita conocer el contexto político-social, la infraestructura de la localidad, de qué manera puede influir al desarrollo de la localidad que haya más industrias de determinado tipo, entre otros aspectos, de los cuales cada uno requiere una aproximación diversa.
Si analizamos un poco más las cuestiones que nos rodean, encontramos múltiples casos en nuestra vida depende en demasía de los procesos productivos. La mayoría de nuestras necesidades, para ser satisfechas, dependen de la accesibilidad a distintos bienes y producto, pero esto a su vez depende de las procesos de potenció o de fabricación. Dadas estas necesidades, intereses y procesos el economista es indispensable en la sociedad , pues se enfoca en encontrar las mejores vías para lograr la mejor producción. Para lograrlo no basta con tener un vasto conocimiento teórico de la disciplina, sino que es necesario tener experiencia en la gestión de este tipo de problemas, y, además, conocer las aportaciones de otras disciplinas relacionadas con la economía. Por ende, el economista debe utilizar todo el conocimiento posible para encontrar soluciones a problemas reales, no sólo los que se le puedan presentar en un libro.
[1] Robbins, Lionel. Ensayo sobre la naturaleza y significación de la ciencia económica.
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