La música es la clave de la libertad; podemos decir lo que queramos cuando queramos, elevar los sentimientos del amor.
¿Alguna vez te han hecho un regalo que reúna talento, creatividad y esperanza?... ¿no?, ahora dale play:
Es eso lo que hoy necesitamos: un apapacho para el alma. Este regalo que nos da la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Panamericana, es la forma en que los artistas de la música nos recuerdan que no estamos viviendo una crisis humana, sino una oportunidad de volver a empezar, de reconocer el poder de la amistad aún en la distancia, de valorar a los seres queridos que tenemos cerca y de agradecer por todas las cosas buenas que nos rodean.
La organización remota de 82 estudiantes y ocho profesores de la Licenciatura en Música e Innovación, nos deja ver que para el talento, la capacidad artística y la buena voluntad, no hay obstáculos.
Bajo esta premisa, se aprovecharon las clases en línea que se imparten a partir del confinamiento para llevar a cabo el proceso creativo de la canción:
- Se escribió en la clase de Songwriting, a cargo del profesor Dahiu Rosenblatt.
- Las maestras Gabriela Herrera e Irasema Terrazas asesoraron a los alumnos que eligieron para hacer coros y ser solistas.
- En la clase de Arreglo, con el profesor Mario Santos, se hizo el arreglo para acompañar la canción con orquesta y ensambles.
- José Luis Aguirre, profesor de Producción, dirigió la grabación remota.
- El director de cine José Sierra y su equipo de producción dieron instrucciones de iluminación y vestuario a los alumnos con el fin de que cada uno buscara un espacio óptimo en casa para grabarse y se encargaron de la edición del video final.
Por su parte, el doctor Gabriel Pliego, director de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Panamericana, se encargó de establecer la idea estética de la canción: una narrativa dosificada, donde los instrumentos y voces se van sumando a medida que avanza la música, hasta llegar a un clímax audiovisual.
Asimismo, se le envió a los alumnos un manual técnico para la correcta grabación de audio y video, así como una serie indicaciones de estilo, de modo que todo estuvo perfectamente controlado.
Se dice fácil, pero el videoclip les llevó tres semanas de esfuerzo y dedicación, desde la concepción de la idea hasta el máster terminado.
Gracias a todos y cada uno de los involucrados en envolver este obsequio, gracias por recordarnos la importancia de estar vivos, de amar y valorar todos los días de nuestra vida. Sin duda será una huella sonora para la eternidad.
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