¿Alguna vez te has preguntado, por qué hay personas que tienen la habilidad de salir adelante en situaciones de verdadera crisis y por qué otros sucumben en la tristeza llegando incluso a la depresión?
Lo que he observado en mi vida y como profesional es que una de las fortalezas que presentan este tipo de personas es lo que se conoce como resiliencia, de acuerdo a la Real Academia de la Lengua es la “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”, ahora bien, ¿de dónde viene esta habilidad de transcender en medio de un duelo, una perdida laboral, un divorcio, una enfermedad o una infancia difícil?
Dentro de lo que he escuchado se habla del estilo de crianza, de temperamento, de aprendizaje por modelamiento, pero lo cierto es que muchas de estas personas no fueron criadas en hogares que fortalecieran un autoconcepto, no tuvieron una red de apoyo familiar, algunos incluso fueron abandonados, han vivido abusos, etc. Entonces, ¿por qué son distintos?
Observo que llega un punto crucial en sus vidas donde empiezan a reinventarse para salir adelante, esta conducta inicia cuando deciden interpretar el mundo y la calamidad desde otro enfoque, se replantean sus retos personales, se inicia una exposición gradual a romper esquemas o viejos patrones de pensamiento, y al empezar a generar evidencias de los pequeños cambios, no queda más que seguir remando y logrando nuevos propósitos. La vida no está establecida como un mapa a seguir, se construye en cada amanecer, nadie ni nada define el destino, es producto de cómo hoy quiero enfrentar las situaciones complicadas que vivo.
El motivo principal por el cual decidí escribir esto, es porque creo firmemente que podemos entrenar a niños y jóvenes a ser resilientes, a ver los imprevistos negativos de la vida con pensamientos útiles y que les ayuden a alcanzar los sueños de manera objetiva, planteándose siempre que ante el peor escenario siempre tienen opciones. Mi madre solía decir, “lo único que no podemos cambiar como destino es la muerte, y aun así hay quienes salen de ese destino recuperando la salud”.
Ser resiliente es sentir el dolor, pero no sufrir con ideas inútiles, al contrario es reconocer a la tristeza de la perdida y llorar, pero como el Ave Fénix renacer en medio de las cenizas, es darse cuenta que a este mundo solamente se viene una vez y dejarse llevar por el sufrimiento sería una completa pérdida de tiempo, tal vez suene a mito o fantasía lo que digo, pero la realidad es que lo escucho cuando veo a las personas con nuevas maneras de interpretar sus vivencias y tener nuevas ilusiones para seguir adelante, conscientes de que en este mundo siempre existirán adversidades, pero que si hablamos de control, sólo en ese momento es cuando se tiene el verdadero control del destino y es decidir hacia donde se quiere caminar el día de hoy.
Finalmente, los dejo con la siguiente frase de Viktor Frankl “Son las circunstancias excepcionalmente adversas o difíciles las que otorgan al hombre la oportunidad de crecer espiritualmente más allá de sí mismo.”
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