En 1910, el escritor inglés G.K. Chesterton publicó un libro titulado Lo que está mal en el mundo, en donde refería que diferentes ciencias y disciplinas —desde la sociología hasta la economía— han tratado de explicar los problemas de la humanidad de la misma forma en que un doctor diagnostica las enfermedades de un paciente. Así, una persona puede sufrir de gripa, una herida de bala, dolores de cabeza o cáncer, mientras que un pueblo puede sufrir de hambrunas, falta de educación, corrupción o inseguridad.
Hacía una analogía con la medicina muy interesante, pues narraba que el objetivo de ella es regresar al paciente su buena salud y prácticamente todos los doctores están de acuerdo en cómo es una persona saludable. Una vez identificadas las características de una buena salud, lo que sigue es encontrar un camino para alcanzarla. Sin embargo, en una sociedad no es así.
Plantear un país ideal no es fácil. De entrada, porque lo ideal para algunos puede ser terrible para otros. Como ejemplos de esta problemática están el aborto, el matrimonio igualitario, los programas de gobierno, los impuestos, la censura, y básicamente cualquier tema del que se pueda debatir.
En ese sentido podemos conocer los problemas de nuestro país muy a fondo, pero la realidad es que no sabemos a qué queremos llegar resolviéndolos. Y si no hemos decidido cuáles son las características de un país ideal, mucho menos podemos pretender que tenemos los caminos claros para alcanzarlo.
Lo que México requiere ahora es contestar esa pregunta: ¿Qué tipo de país queremos ser? Podemos seguir tratando de resolver una crisis tras otra (económica, de salud, de seguridad, etc.), sin ningún rumbo aparente o podemos plantearnos un proyecto de nación. Imaginar una idea, y entonces perseguirla. Dedicar los esfuerzos coordinados del gobierno y los ciudadanos para convertirnos en esa nación ideal.
¿Queremos ser la nación que plantea López Obrador? ¿La república neoliberal de Peña Nieto? ¿Un imperio como el de Maximiliano? ¿La potencia económica que describió Meade? ¿El vecino amigable de Estados Unidos? ¿El mayor aliado de China en América? ¿Ser mediadores en conflictos exteriores o protagonizarlos? ¿Tal vez ninguna de las anteriores, o una mezcla de todas?
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¿Dónde está nuestra prioridad: en ser un país educado, seguro, fuerte, rico o igualitario? ¿Qué queremos de México, en México y para México? ¿Qué México vamos a dejar como nuestro legado?
Hoy, nuestro país necesita personas que entiendan el significado, las implicaciones y las respuestas a estas preguntas. Se necesita gente que esté dispuesta a contestar y plantear qué tipo de comunidad política vamos a ser. Necesitamos profesionales que entiendan de economía y de derecho, pero también de ética, de psicología, de sociología, de comunicación y de filosofía. Necesitamos gente con una gran preparación intelectual, pero incluso mayor preparación moral.
En pocas palabras, necesitamos a gente que estudie Gobierno.
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