Escribir un ensayo de humanidades generalmente implica defender argumentos. Hacer esto exitosamente requiere apoyar dichos argumentos con evidencia. En humanidades la evidencia toma la forma de las posturas y argumentos de otras personas: ensayos,
comentarios, análisis críticos, refutaciones. Esto quiere decir que para escribir un buen ensayo de humanidades es necesario saber consultar fuentes, incorporarlas dentro de un argumento y referenciarlas de manera correcta.
1. Búsqueda y buen uso de fuentes
Un buen lugar para comenzar son las recomendaciones de tu profesor. ¿Mencionó libros, artículos o autores en particular que deberás consultar en la elaboración de tu trabajo? También es importante considerar la longitud del trabajo: un trabajo más largo requerirá, naturalmente, que consultes más fuentes que uno más corto. Como menciono en mis consejos para escribir un ensayo académico, Google Scholar y los recursos electrónicos de la biblioteca de la universidad son recursos invaluables en la búsqueda de fuentes.
- Aprende a diferenciar entre una fuente primaria y secundaria. Generalmente, no es adecuado referenciar más una fuente secundaria que una primaria. Digamos, por ejemplo, que tu instrucción es elaborar un análisis crítico de la Ética (1677) de Spinoza. La Ética será tu fuente primaria y cualquier interpretación o comentario de esta obra (por ejemplo, Spinoza: Filosofía Práctica (1970) de Deleuze) será fuente secundaria. Procura dedicarle más tiempo a la fuente primaria que a las secundarias. Si, al terminar tu trabajo, encuentras que incluye más referencias a un comentario crítico que a la fuente primaria, por ejemplo, esto es señal de que deberías regresar y reestructurar tu argumento.
- Lee para escribir. Una vez que hayas localizado tus fuentes primarias y secundarias dedícale un tiempo apropiado a su lectura y análisis. Muchos estudiantes caen en el error de no asignar suficientes horas a la lectura de preparación que requiere todo trabajo de investigación. Considera el número de fuentes que has seleccionado y el tiempo que te tomará revisar cada una. Toma notas mientras lees: anota no solo los puntos principales sino también tus dudas y reacciones (¿qué significa esta palabra? ¿qué quiere decir el autor?). Estas reacciones te servirán para determinar qué argumento o postura quieres tomar respecto de la lectura.
2. Referencias dentro del texto
Ahora que has identificado distintas posturas y argumentos que apoyan la tesis de tu ensayo, ¿cómo debes introducirlas en tu texto? Un error común es simplemente enlistar las posturas de distintos autores y esperar que tu profesor vea cómo se relacionan con el punto que estás intentando hacer. Recuerda que la evidencia no habla por sí sola: es tarea tuya esclarecer la conexión entre la evidencia y tu argumento. A la hora de incorporar las posturas de distintos autores considera: ¿por qué es importante esta información? ¿Cómo se relaciona con mi argumento? ¿Lo apoya? Si sí, ¿de qué manera lo hace?
Hay distintas maneras de incorporar las fuentes consultadas al cuerpo de un ensayo:
- Cita textual: Esto es reproducir las palabras del autor tal como aparecen en la fuente original. Utiliza citas textuales si crees que no podrías decirlo mejor tú, si el lenguaje específico que utiliza el autor es importante para tu argumento o si se trata de una cita particularmente importante o atractiva. Si se trata de una cita corta, “puede incorporarse al enunciado con el uso de comillas de esta manera”. En caso de tratarse de una cita más larga:
Generalmente se separa del cuerpo del texto de esta manera. Todo dependerá de la guía de estilo que utilices. Siempre pregunta a tu profesor si tiene alguna preferencia y procura ser uniforme.
- Paráfrasis: Esto es reproducir parte de un texto con tus propias palabras. Saber parafrasear correctamente es fundamental para evitar incurrir en el plagio: no se trata solo de buscar un par de sinónimos y reacomodar las palabras del autor. Es importante indicar cuando estés parafraseando la postura de alguien más y referenciar la fuente tal como lo harías con una cita textual. El uso de la paráfrasis es útil, por ejemplo, en instancias en las que las palabras originales del autor no son particularmente relevantes o cuando quieres introducir y comentar rápidamente una postura.
Poco a poco aprenderás a balancear el uso de paráfrasis y de citas textuales y decidirás instintivamente cuándo utilizar la una o la otra. Procura, por lo pronto, no abusar del uso de citas textuales y recuerda que las referencias son evidencia de tus argumentos, por lo que nunca deberían conformar la mayor parte de tu trabajo.
3. Bibliografía final
Siempre que incorpores información de una fuente a tu texto debes citarla de manera correcta, indicando el título de la obra, el nombre del autor, año y lugar de publicación, edición (si existe más de una) y editorial. Existen muchos estilos de citación: APA, Chicago, MLA, MHRA etc. Siempre pregunta a tu profesor si tiene alguna preferencia. Dicho esto, lo más importante es elegir un estilo y apegarse a éste de manera consistente. Por lo general, deberás incluir una bibliografía final: una lista, de todas las fuentes que consultaste. Como menciono en mis consejos para escribir una tesis, recursos como Zotero y Mendeley facilitan esta tarea.
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