En estos tiempos tan cambiantes y llenos de desafíos es muy importante entender esta diferencia. Vivimos en una de las épocas con más acceso a todo tipo de información, en solo unos cuantos movimientos de dedos tenemos un universo de opciones. Este pequeño acto nos lleva muchas veces a tomar decisiones importantes en nuestras vidas sin siquiera darnos cuenta del origen y las consecuencias que pueda llevar esta información. Los filtros para verificar la información son muchas veces limitados y escasos, y en las artes no es la excepción.
Uno de los grandes problemas de este flujo ilimitado de información es el gran engaño que representa: “calidad vs cantidad”, “viejo vs nuevo (inmediato)”, "no conocido vs famoso”, etc. Esta información muchas veces distorsiona nuestros hábitos y creencias con respecto a la realidad. La velocidad en la que avanza la información es tan rápida que muchas veces busca meter al mayor número de personas a consumir un producto en serie, sin respetar o valorar la expectativa de cada individuo.
Otro problema es la distorsión que puede generar. Por ejemplo, si alguien busca en internet “cómo curar el dolor de estómago”, puede aparecer como respuesta desde una recomendación a tomarse un té hasta hacerse una cirugía. Los problemas de salud que presenta un individuo deben ser personalizados en la medida de lo posible. En el arte es igual, no se puede basar la búsqueda de conocimientos con solo información de internet de manera indirecta. En algunas ocasiones, se puede encontrar cierta información de tronco común o introductoria que puede resolver ciertos problemas, sin que esto llene o solucione las expectativas a mediano y largo plazo del estudiante. Todos somos seres únicos que requieren formación personalizada.
La formación que debe ofrecer un profesor con mucho oficio y experiencia debe ser evolutiva y no rígida, estar en constante movimiento, debe adaptarse siempre a la necesidad y circunstancia buscando el progreso del estudiante, debe tener la capacidad de ajustarse rápidamente, estar en actualización constante, ser multifacética, tiene que personalizar el conocimiento hacia al alumno, tiene que estar bien planeada y constantemente evaluada. No basta con enseñar un tema nada más, hay que ponerse en los zapatos del alumno, entender su visión, capacidades y debilidades; es ayudarlo a construir un camino para que él pueda encontrar su balance emocional y profesional.
Del otro lado, el alumno debe hacer un esfuerzo por encontrar y practicar diariamente la disciplina, buscar su nicho, buscar a los mejores mentores que tenga a su alcance, tener mucha curiosidad, tener mucha responsabilidad, juicio abierto, tener mucho respeto a sus mentores y al conocimiento, y no abaratar el camino del aprendizaje con mala información. Lo importante no es que el alumno aprenda mucha información -al final de su carrera habrá mucha de esa información que no aplique o incluso olvide-, sino que tenga una formación, que esté listo para resolver, que sea autónomo, creativo y eficaz.
Por último, no hay que olvidar que el motor más grande, para un educador y un estudiante, debe ser la motivación, tesoro invaluable que se tiene que cultivar todos los días.
M. Mus. Robbin Blanco
Profesor de la Universidad Panamericana de Guitarra Clásica, Eléctrica y Ensambles Contemporáneos.
Eddie Van Halen
Robbin Blanco
Déjanos saber lo que pensaste acerca de este post
Pon tu comentario abajo.