Desde tiempos antiguos, las sociedades se distribuyeron y manejaron de diferentes formas. A medida que el tiempo ha avanzado, ha habido cambios en las distintas formas de gobierno hasta llegar a lo que son hoy.
En gran medida, cada una de ellas ha respondido a la situación específica en que se ha visto inmersa la sociedad concreta sobre la cual ha debido materializarse, además de a múltiples vicisitudes históricas.
Cada forma de gobierno tiene características únicas que inciden en las sociedades de maneras muy particulares.
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En el siguiente artículo, hablaremos sobre las tres formas de gobierno más conocidas y aquellas que siguen presentes en varias partes del mundo:
Gobierno Monárquico
La monarquía es una de las formas de gobierno más antiguas que todavía sigue presente en algunos países tales como Inglaterra, España y Holanda.
Existen dos tipos de monarquías, aquella que constituye un sistema de gobierno absoluto donde un soberano tiene el poder exclusivo, y otra que tiene diversos órganos de gobierno como participantes, llamada monarquía constitucional. La diferencia entre ambas reside en la división de poderes.
- En la monarquía absoluta, la soberanía y poderes del estado están en manos de una sola persona, el monarca. Un ejemplo de monarquía absoluta en la actualidad es Corea del Norte.
- En cuanto a la monarquía constitucional, la sociedad comprende que existe una autoridad monárquica, pero cuentan con un marco legal independiente del líder político que ampara los derechos y necesidades de los ciudadanos.
- En el contexto presente, las figuras de los monarcas son consideradas simbólicas y como un punto de referencia para fomentar la unidad en las naciones.
Gobierno Parlamentario
El gobierno parlamentario se caracteriza por residir su autoridad en el congreso, el cual sirve como representante de la sociedad. Éste combina los poderes ejecutivo y legislativo en medidas similares.
La conformación de gobiernos surge de elecciones legislativas, donde los candidatos provienen del mismo parlamento.
El gobierno y el parlamento deben coexistir de manera confiable, y en caso de no hacerlo, el gobierno puede ser destituido. Viceversa, el parlamento puede ser disuelto y en dicho caso, nuevas elecciones deben ser llevadas a cabo.
Al aludir a los líderes políticos, el gobierno parlamentario cuenta con un jefe de estado -que modera las instituciones democráticas y asuntos de diplomacia-, quien se desenvuelve en un ámbito separado al del jefe de gobierno -que se encarga en sí del papel ejecutivo. Generalmente, el primero es un presidente no ejecutivo o monarca constitucional.
Ejemplos de esto pueden encontrarse en España con Felipe VI y en Inglaterra con el ahora nuevo rey Carlos III.
Gobierno Presidencial
El gobierno presidencial es diferente a las formas de gobierno mencionadas anteriormente. A grandes rasgos, se destaca por el manejo de poderes constitucionales separados.
Un presidente es elegido para tener el poder ejecutivo independientemente del legislativo, es decir, dicho poder no tiene autoridad para destituir al presidente, sino sólo en circunstancias especiales.
Los rasgos principales del gobierno presidencial se relacionan con la división de poderes. El ejecutivo y el legislativo tienen tareas diferentes, dictadas por una constitución.
El presidente elegido cumple el rol de jefe ejecutivo y jefe de estado en un mismo cargo. Dado que la autoridad ejecutiva reside en el presidente, los ministros y el gabinete cumplen la función de asesores suyos.
A diferencia de la monarquía, los mandatos no son fijos en un gobierno presidencial. Esto quiere decir que el presidente no puede disolver al poder legislativo ni éste al de aquél.
El día de hoy, la mayoría de países democráticos en el mundo cuentan con esta forma de gobierno.
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