Al considerar los cambios que ocurren en el mundo y su interferencia con los gobiernos y sus políticas, se resalta la relevancia de comprender las funciones básicas del gobierno y lo que realmente es capaz de lograr.
Para un gran número de personas, el gobierno es únicamente un vehículo que recauda impuestos y representa a la población en el espacio político por medio de un proceso democrático. Pero, de hecho, el gobierno tiene varias funciones distintas que hace falta dar a conocer mejor.
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Especialmente en un mundo que enfrenta crisis económicas, calentamiento global, un aumento en la desigualdad social y el surgimiento de gigantes tecnológicos, la tarea de comprender qué es el gobierno, lo que puede hacer y cuáles son sus deficiencias, es más pertinente que nunca.
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Provisión de bienes públicos
Esto es, bienes y servicios caracterizados por ser no excluyentes y no rivales. O sea, bienes y servicios de los que no puede excluirse de su uso a ningún ciudadano ni disminuye la posibilidad de gozar de ellos aunque haya más participantes usándolos.
La seguridad nacional podría ser el ejemplo más adecuado para explicar ambos conceptos: no exclusión y no rivalidad. Cuando un país protege su territorio, ningún ciudadano que vive en ese país puede ser excluido del servicio que ofrece esta defensa.
Tampoco cambia en algo el alcance de su beneficio si crece el número de ciudadanos en el país, en cuanto toda la región se encuentra protegida; los ciudadanos adicionales consumen el servicio, pero no compiten con los demás, puesto que todos obtienen la misma protección que antes.
- Manejo de las externalidades
Una de las funciones más críticas, y también discutidas, es el impacto y el manejo de las externalidades, que pueden ser positivas pero también negativas.
Por lo general, son empresas públicas o asociaciones público/privadas ampliamente reguladas las que gestionan las externalidades positivas. La mayoría de las externalidades negativas suelen mitigarse mediante el uso de leyes, restricciones y la introducción de normas.
Los problemas con las externalidades también pueden resultar en “fallas sistemáticas del mercado”. Esto ocurre, por ejemplo, cuando los incentivos individuales no conllevan resultados deseables para toda una población. Estas fallas del mercado a menudo presionan al gobierno a intervenir y regularlas.
Los rubros más comunes en los que los gobiernos gestionan las externalidades positivas incluyen la atención de la salud, la educación e incluso la protección del medio ambiente.
Por otro lado, también puede haber externalidades negativas que gestionar, como la sobrepesca, el calentamiento global y demás áreas que es necesario regular por el bien de todas las personas.
- Gasto público
El gobierno puede actuar como principal impulsor de inversiones específicas y aun de industrias. Esto comenzó de manera reciente, a mediados del siglo XX, cuando el gasto público se convirtió en un impulsor significativo de la economía.
Así en los últimos años hemos podido apreciar una inversión masiva en nuevas tecnologías cuyo propósito es ayudar a empresas públicas emergentes a expandir su negocio, generar más empleo e incentivar la inversión conjunta con empresas privadas a través del apoyo gubernamental.
- Distribución del ingreso
Éste es uno de los temas más apremiantes y de mayor permanencia en el campo político. Implica regular el mercado y asegurar ingresos mínimos, pero también minimizar la brecha en la diferencia en ingresos y las oportunidades de crecimiento económico.
El Impuesto Sobre la Renta podría ser la medida más conocida para garantizar una mayor igualdad en dicho sentido. En muchos países el gobierno grava poco los ingresos más bajos y aumenta los impuestos de los más altos.
- Presupuesto federal
Cuidar el déficit y controlar los gastos e ingresos gubernamentales es un papel importante suyo. Los ingresos se derivan de impuestos y tarifas con mayor frecuencia, mientras que los gastos se concentran principalmente en áreas como educación, seguridad social, seguridad pública y costos administrativos.
La mayoría de los países cuentan con un presupuesto que ajustan al principio de cada nueva legislatura. En este presupuesto delimitan sus metas en torno al déficit, las inversiones que pretenden realizar y los ahorros que planean implementar.
- Fijación y cobro de impuestos
Todas las funciones del gobierno necesitan financiación y adecuarse a una redistribución de gastos. No importa si nos referimos a bienes públicos como la educación, el gasto en infraestructura o la distribución de ingresos. Todo gasto debe "obtenerse" de algún modo en un momento determinado.
Es un papel clave del gobierno estructurar el sistema tributario y prever su efecto en la economía y la igualdad social, pero también en otros factores como la competitividad, que es uno de los más controvertidos y puede conducir a tensiones a nivel internacional, como cuando aparecen los llamados “paraísos fiscales”.
El Impuesto Sobre la Renta, el Impuesto a la Propiedad y los Impuestos Corporativos, entre otros, se utilizan para que el Estado pueda cubrir una parte del valor agregado que se emplea para proporcionar servicios básicos y corregir la distribución ante las desigualdades.
- Seguridad social
Dada la creciente preocupación por la transformación del panorama laboral y el aumento en la desigualdad social, la necesidad de la seguridad social nunca ha sido tan tajante.
En numerosos países sus beneficios no se limitan a la vejez, y abarcan también el desempleo, los casos de enfermedad y demás formas de apoyo. El desempleo augurado por la transformación digital laboral ha hecho que el concepto de renta básica universal cobre impulso.
Los Seguros de Pensiones e Invalidez son los dos pilares básicos de la seguridad social presentes en casi todos los países del mundo.
Las funciones cambiantes del gobierno
El gobierno debe proteger una extensa gama de intereses. Una gran parte de los problemas sólo pueden abordarse después de que ocurren, en especial en lo que concierne al manejo de las externalidades, la desigualdad social o las fallas del mercado.
El gobierno normalmente sólo interviene cuando hay problemas estructurales. Dicha postura reactiva de varios gobiernos también los acentúa, ya que aunque sus consecuencias últimas puedan observarse durante mucho tiempo, éstos suelen reaccionar únicamente cuando ya es demasiado tarde.
Con base en ello, no sería exagerado contemplar la posibilidad de que los gobiernos adquirieran nuevas funciones, tales como:
- Ayuda para la ciudadanía en su toma de decisiones
- Ingeniería social
- Colaboración que sustituya a la politización
- Responsabilidad de anticipar y poner a prueba posibles soluciones
- Prevención proactiva de futuras externalidades
Este estilo proactivo de gobierno podría utilizar conocimientos de economía, sociología y política para rediseñar el alcance de sus funciones: aspecto clave en el que nosotros, como miembros de la sociedad, podríamos participar al diseñarse el futuro.
Tal vez el ritmo acelerado de nuestro tiempo también requiera de una nueva forma de gobierno. De líderes capaces de liderar activa y conscientemente en pro de un futuro mejor para la totalidad de la ciudadanía como sustitución de administradores que sólo optimizan condiciones y reaccionan a problemas en función del pasado.
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