Existen dos tipos de investigación: la pura y la aplicada. La primera básicamente consiste en explorar fenómenos con el fin de que puedan comprenderse mejor y anticiparse con precisión.
Cualquier aplicación práctica de la información adquirida a raíz de la investigación pura no es considerada ni como un objetivo ni como un resultado del proceso y, de hecho, suele descartarse sólo en favor del desarrollo teórico.
La investigación aplicada, por otro lado, está diseñada para resolver problemas específicos. Busca desentrañar información que pueda aplicarse al diseño de productos, servicios y políticas o procedimientos que mejoren o reemplacen a los ya existentes.
En la investigación de mercado -y en toda investigación- es conveniente realizar ambos tipos de estudios. La investigación pura aporta una base sobre la que puede implementarse la investigación aplicada, así como un marco que da lugar a que las preguntas provean respuestas y éstas a la vez nuevas preguntas.
Conlleva un ciclo, cuyos elementos, al realizarse en secuencia o en conjunto, generan conocimiento que alimenta disciplinas enteras al respaldar el pensamiento tanto hipotético como empírico.
Por supuesto, sabemos que las empresas necesitan evaluar mercados. A menudo, pueden utilizar informes sindicados o estudios académicos con el objetivo de obtener una mejor comprensión acerca de los factores económicos, políticos y de otro tipo que afectan a mercados y consumidores.
También pueden diseñar estudios que les permitan descubrir este tipo de información por su cuenta. ¿Y qué hay de la investigación aplicada? Si bien podría ser más fácil contemplar cómo o por qué funciona algo, puede ser mucho más difícil controlar la investigación que arroje datos sobre cómo mejorar el funcionamiento.
Estas son dos maneras imprescindibles en las que tu empresa puede aprovechar la investigación aplicada:
La investigación aplicada es propia
Como se ha mencionado, el cometido de la investigación aplicada, por diseño, es resolver algún problema que ha sido identificado. Una empresa no puede utilizar información genérica (como la resultante de la investigación pura) para hacer eso.
En cambio, debe desarrollar herramientas de investigación para responder preguntas sobre sus propios productos o servicios, clientes y recursos. Con este fin, la investigación aplicada es propia, lo que significa que corresponde sólo a las preguntas particulares de los investigadores (o sea, las empresas) que la diseñan.
Esto es crucial porque les permite a las empresas abordar y mejorar los problemas particulares dentro de sus propias empresas en lugar de simplemente aprender lo conocido (relevante para otra persona)
La investigación aplicada ayuda a disminuir gastos
Cuando está hecha bien, la investigación aplicada produce resultados procesables. Proporciona respuestas a preguntas pertinentes, lo que les da a las empresas la oportunidad de tomar mejores decisiones en torno a todas sus prácticas comerciales. Y, en última instancia, mejores prácticas implican más éxito.
Por medio de información precisa y relevante, las empresas se vuelven capaces de ahorrar dinero, pues pueden maximizar los recursos que les funcionan y minimizar o desechar los que no y, por lo tanto, reducir su cantidad y el tiempo invertido en cada uno de ellos.
De cualquier manera, toda la investigación es beneficiosa y uno siempre debe esforzarse por diseñar estudios a profundidad que puedan resolver necesidades tanto teóricas como prácticas.
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