No es ningún secreto que la figura de Donald Trump es controvertida, lo cual de hecho quizás haya potenciado su capacidad para ganar la presidencia por segunda ocasión en el 2024.
Sin buscar remitirnos a su carisma, evidente para algunos, y a la oposición que genera en otros, hay mucho que puede aprenderse de los esfuerzos que ha llevado a cabo durante su campaña más reciente.
En especial, creemos que los mercadólogos son quienes mejor pueden utilizar a su favor varias lecciones que ha dejado tras su éxito electoral contundente en los Estados Unidos. Así que, ¿cuáles son exactamente las enseñanzas de marketing en cuestión? Este artículo las resume.
7 lecciones útiles para los mercadólogos
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La simplicidad en la comunicación
De poco sirve vender una idea si casi nadie es capaz de entenderla. Por el contrario, entre a más personas llegue un mensaje y además comparta algo con lo que logren identificarse, más probabilidad tendrá de traducirse en resultados positivos.
Trump estuvo consciente de la efectividad de las ideas simples y por eso les dio preferencia en todo momento a lo largo de su campaña en vez de entrar en detalles políticos excesivamente complicados, lo cual reservó solo para las situaciones que sí lo necesitaban.
La misma pauta aplica para las maniobras satisfactorias de mercadotecnia. Aquellas que consiguen comunicar con gracia y sencillez son las que la mayoría de las veces prevalecen en el intrincado mercado actual. No hace falta más que echar un vistazo a los mensajes de las grandes marcas para darse cuenta de ello.
- La identidad como ventaja competitiva
Infundir en el público la sensación de que forma parte de una misión más grande que él es una muy buena razón para que se anime a involucrarse activamente.
Este último empeño despertó en muchos estadounidenses un hondo sentimiento de identidad única que había permanecido latente. Aunque ya había sucedido en el 2016, la expectación y el entusiasmo lo revivieron con aún más fuerza.
La lección para un marketero está en la aptitud para hacer sentir al cliente como integrante de una identidad que lo trasciende. La fidelización más estable ocurre cuando las personas comienzan a valorar una marca más allá de los productos que ofrece.
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Las emociones son el ingrediente clave
Si hubo un factor que distinguió la campaña de Trump de iniciativas parecidas, fue su arrolladora conquista de las emociones de los votantes. Incluso podemos afirmar que es un personaje con talento para impresionar.
Numerosos políticos lo intentan, pero escasean bastante los que saben manejarlo con semejante audacia. En su caso, la emocionalidad iba de la mano con la simplicidad de lo que anunciaba: en frases fáciles de apreciar con una marcada carga emotiva.
De igual manera, si un producto supera en calidad a todos los demás pero no hace suficiente eco de su altura en los prospectos, se quedará a la mitad de transmitir todo su potencial. En esto se halla el imperativo de conmover y encantar y no únicamente de enlistar beneficio tras beneficio.
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La tecnología es un poderoso aliado
Las redes sociales, en particular X y Twitch, fueron recursos invaluables para el triunfo electoral de Trump. El podcasting, a su vez, jugó un papel muy importante en este cometido. El uso de los medios tecnológicos más populares fue un factor decisivo; era preciso reemplazar a los tradicionales.
También todo afán de marketing que declara ir a la vanguardia debe mostrar que conoce la inmensa relevancia de sus constantes actualizaciones y el poder de las redes sociales para sacar el máximo provecho de sus esfuerzos, de lo contrario solo traslucirá estancamiento.
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El branding hace la diferencia
Cualquiera podría sorprenderse de lo mucho que hay en común entre la política y la mercadotecnia. En innumerables elecciones se ha recurrido a técnicas de branding para triunfar. Esto es cierto también para las del año pasado en Estados Unidos.
Un lema memorable, una promesa bien definida, distintos elementos visuales reconocibles (como el de su propia imagen) y la exaltación continua de los valores sostenidos, más el análisis detenido de la audiencia, son piezas básicas que posibilitaron el logro.
A pesar de que esto sea un componente esencial en el marketing, a menudo los mismos mercadólogos subestiman la verdadera magnitud del branding como herramienta para alcanzar sus objetivos.
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El público tiene la última palabra
Debemos reiterarlo, es gracias al público que los candidatos consiguen el éxito que esperan o no (aun después de las votaciones).
El actual presidente del país norteamericano lo asumió bien y decidió responder en su discurso a muchas de las preocupaciones crecientes de los ciudadanos, algunas de las cuales aumentaron durante el período de Joe Biden.
Su ejemplo ayuda a ilustrar por qué escuchar lo que el cliente tiene que decir debe ser prioridad para los negocios. La buena comunicación fluye en dos direcciones: no basta con vender algo irresistible y conformarse con la seguridad de que lo comprarán; es crucial profundizar en los motivos por los que la gente lo desea.
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Las desventajas también pueden aprovecharse
Existe una popular frase que reza “no hay mala publicidad, solo publicidad”. ¿A qué se refiere esto? A que incluso cuando se habla en detrimento de una persona, lo único que se hace con ello es realzar su figura y popularizarla. Asimismo sucede con el marketing (y se refleja por igual en los resultados de Trump).
Este no se dejó vencer por los ataques y el rechazo que generó en un sector considerable desde hace ocho años, más bien supo capitalizarlos para ir ganando terreno en popularidad con los demás votantes.
Lo que en un flanco incitaba críticas, en el otro cosechaba simpatía. Hizo entender que tal vez la raíz de la desaprobación descansaba en una alta meta que no todos podrían comprender. Eventualmente, en el 2025 volvió a la Casa Blanca.
Aunque la opinión pública siempre pesará en la supervivencia de las empresas, el marketing tiene la capacidad de revertirla o de cambiar de dirección y conquistar nuevos territorios con mensajes auténticos e historias convincentes. Puede convertir en su activo más valioso lo que antes era una desventaja.
Sin importar la postura con la que te identifiques o qué tanto congenies con el personaje, son varias las lecciones que puedes aprender de la pasada campaña de Trump, y con mayor razón si eres un mercadólogo.
No estará de más que contemples ponerlas en práctica a la hora de embarcarte en tu propia campaña de marketing y atestigües el alcance de métodos que funcionan maravillosamente cuando se aplican en el momento y el lugar correctos.
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