De acuerdo con la American Psychological Association (APA), las Funciones Ejecutivas (FE) son un conjunto de habilidades neurocognitivas que entran en juego en la resolución de problemas orientada a objetivos.
Se ubican en la corteza prefrontal del cerebro y permiten:
- Planificar qué hacer y en qué orden.
- Mantener la atención en lo que estamos haciendo.
- Inhibir impulsos o distracciones.
- Cambiar de estrategia si algo no funciona o algo es más conveniente.
- Evaluar la acción y corregir errores.
En este sentido, ejercen la memoria de trabajo, el control inhibitorio y la flexibilidad, de tal modo que es gracias a ellas que podemos organizar y reorganizar la conducta, planificar acciones y objetivos, y regular tanto la atención como las emociones en nuestro día a día.
A manera de ejemplo: cuando cruzamos una calle, en nuestro cerebro se analiza rápidamente la situación; identificamos obstáculos, medimos distancias y elaboramos un plan de acción.
Luego, ejecutamos el plan y podemos reajustarlo mientras realizamos la acción, como correr cuando vemos que el semáforo peatonal cambia de verde a rojo a mitad de camino y aprender de esa experiencia (“ese semáforo cambia rápidamente de color”).
Estas funciones son una forma de conducta diseñada para regular la acción más allá del presente. Gracias a ellas podemos sacrificar el placer momentáneo por uno mayor a futuro, simular escenarios, imitar y aprender de otros, o ensayar mentalmente una conducta antes de llevarla a cabo.
Son, en términos adaptativos, lo que posibilita que un ser humano organice proyectos personales o colectivos, compita o coopere en entornos sociales y adquiera cultura. Por eso, estas habilidades cognitivas son cruciales para el estudio, el trabajo y en general para la interacción humana y la vida.
Funciones ejecutivas e inteligencia
Es común confundir las funciones ejecutivas con la inteligencia. No son lo mismo y esta es la razón:
- La inteligencia es la capacidad de derivar información, aprender de la experiencia, adaptarse al entorno, comprender y utilizar correctamente el pensamiento y la razón.
- Las funciones ejecutivas son el mecanismo de control que organiza cómo y cuándo usamos esa inteligencia para lograr nuestros propósitos.
Para entenderlo mejor, miremos el caso de un contador con un coeficiente intelectual sobresaliente que, después de una lesión en el lóbulo frontal del cerebro, se volvió incapaz de organizar su rutina diaria. Podía saber cómo resolver problemas matemáticos, ya que mantenía:
- Su razonamiento lógico.
- Su memoria a largo plazo (recuerda fórmulas, procedimientos, reglas contables).
- Su comprensión verbal
Sin embargo, podría tener serios problemas para decidir qué ponerse de ropa y en qué orden, incluso olvidar que estaba vistiéndose y salir medio vestido a la calle.
El conocimiento estaba intacto; lo que se había perdido era la capacidad de transformar ese conocimiento en decisiones prácticas y acciones coordinadas.
La corteza prefrontal: sede del cerebro ejecutivo
El núcleo donde operan estas funciones está en la corteza prefrontal (CPF), situada en la parte anterior de los lóbulos frontales. Sin embargo, es útil recordar que cada zona del cerebro está conectada con las demás y no actúa de manera aislada.
Esta región se comunica con la corteza cingulada anterior, la amígdala, el estriado ventral y el hipocampo. Así, los procesos cognitivos se relacionan con emociones, memoria y motivación, todo lo cual influye determinantemente en el aprendizaje.
Durante décadas se pensó que el lóbulo frontal podía ser prescindible, lo cual es un error. Fueron los estudios de lesiones los que demostraron cómo su daño alteraba radicalmente la vida cotidiana.
Como vimos en el ejemplo anterior, personas con lesiones prefrontales mantienen intacta la memoria o la capacidad de razonamiento abstracto, pero, al estar la CPF vinculada con las otras zonas relacionadas con las emociones y la motivación, estos pacientes podrían también tener problemas de índole emocional, tales como:
- Reacciones emocionales desproporcionadas como euforia o irritabilidad.
- Apatía o abulia (falta de iniciativa).
- Compulsividad o desinhibición.
- Conductas de riesgo (la persona conserva la emoción del miedo, pero actúa como si no la tuviera)
- Alexitimia (dificultad para identificar, expresar y procesar las emociones).
- Cambio completo de la personalidad.
Frías y calientes: dos caras de la autorregulación
Algunos autores han utilizado las categorías de funciones ejecutivas frías y calientes para ampliar su comprensión.
- Las frías están vinculadas al análisis lógico, la planificación racional y la resolución de problemas abstractos. Operan sin interferencia emocional y se relacionan con tareas escolares, matemáticas o estratégicas.
- Las calientes, en cambio, involucran la regulación de emociones, la motivación y las decisiones bajo presión ante recompensas o riesgos. Aparecen principalmente en situaciones sociales, en el control de impulsos y en la capacidad de postergar la gratificación. (dejar los placeres para después).
La procrastinación rara vez se explica por una falla en la planificación lógica (fría). Suele tener que ver con un desequilibrio en el control emocional y la valoración de recompensas futuras frente al esfuerzo inmediato (caliente).
Claro que lo usual es que ambas dimensiones estén en constante interacción, ya que todo el tiempo se combinan datos racionales con estados emocionales.
Desarrollo de las funciones ejecutivas a lo largo de la vida
Las funciones ejecutivas son producto de un proceso de desarrollo prolongado y desigual. Veámoslo por etapas:
- En la infancia, el control inhibitorio comienza a manifestarse cuando un niño logra esperar turnos o resistir la tentación de tocar un objeto prohibido.
La memoria de trabajo se fortalece en la etapa escolar, cuando los estudiantes pueden seguir instrucciones de varios pasos o mantener en mente operaciones matemáticas intermedias.
- La flexibilidad cognitiva se despliega con mayor amplitud en la adolescencia, cuando se requiere adaptar la conducta a reglas sociales más complejas y cambiantes.
Este crecimiento halla su explicación en el hecho de que la corteza prefrontal, sede principal del sistema ejecutivo, madura lentamente y es una de las últimas áreas del cerebro en alcanzar su pleno desarrollo (aproximadamente a los 25 años).
La adolescencia es, sin duda, una etapa crítica, pues el sistema emocional y motivacional suele estar más desarrollado que el control cognitivo.
De aquí que los jóvenes tiendan a conductas de riesgo, tengan poca tolerancia a la frustración, les cueste postergar la gratificación o prioricen su imagen ante la percepción de sus pares adolescentes.
- La adultez, en cambio, se caracteriza por la consolidación del equilibrio entre las funciones frías y calientes, y gracias a esto los adultos pueden planear a largo plazo, tienen mayor capacidad de atención sostenida y son más eficaces para evaluar situaciones.
- En la vejez, sin embargo, es normal que se presente un declive, especialmente en la memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva.
A pesar de ello, la experiencia acumulada y la capacidad para aplicar estrategias compensatorias ayudan a que muchos adultos mayores mantengan un buen desempeño en la vida cotidiana.
Plasticidad y entrenamiento: ¿se pueden mejorar las funciones ejecutivas?
La investigación contemporánea ha demostrado que las funciones ejecutivas son maleables. Esto significa que, aunque tengan una base biológica y genética, pueden estimularse para fortalecerse mediante el entorno, la práctica y la intervención adecuada.
Existen diversos programas de entrenamiento; sin embargo, los resultados muestran que los efectos suelen ser limitados y no siempre se generalizan a contextos diferentes.
Es decir, un niño puede mejorar en un videojuego diseñado para ejercitar la memoria de trabajo, pero no necesariamente en su capacidad para resolver problemas matemáticos en la escuela.
Los enfoques que integran las funciones ejecutivas en actividades significativas y motivantes son más prometedores: deportes de equipo, música, artes escénicas o proyectos escolares basados en problemas.
Estas actividades implican planificación, autorregulación emocional y toma de decisiones en tiempo real con un componente emocional que integra toda la actividad cerebral de manera positiva y constante.
Funciones ejecutivas y aprendizaje en el salón de clases
En la educación, las funciones ejecutivas representan la infraestructura del aprendizaje, ya que para los psicólogos y pedagogos son estas las que sostienen el proceso mismo de aprender.
El control inhibitorio ayuda a un estudiante a concentrarse en la explicación del docente en lugar de los distractores del entorno.
La memoria de trabajo mantiene activa la información mientras se resuelve un problema o se interpreta un texto complejo.
La flexibilidad cognitiva facilita el cambio de estrategia cuando una explicación inicial no basta y se necesita explorar otra forma de resolver la tarea.
Cuando los niños o jóvenes presentan deficiencias en estas áreas, su desempeño escolar se ve afectado, incluso en estudiantes con alta inteligencia. Por eso, su desarrollo debería considerarse un objetivo pedagógico en sí mismo y no un efecto secundario del aprendizaje.
En términos prácticos, esto significa diseñar espacios educativos que reduzcan distractores, organizar la carga de la memoria de trabajo y enseñar a los estudiantes a reflexionar sobre sus propios procesos cognitivos.
A su vez, los docentes deben conocer estos factores y su influencia en el proceso de enseñanza-aprendizaje, en vez de asumir que los jóvenes simplemente deciden no estudiar por flojera o por malicia.
Pedagogía y funciones ejecutivas
Hoy en día, el mundo está saturado de estímulos digitales y todo compite por nuestra atención. La destreza de priorizar, ignorar distracciones y mantener el foco en metas de largo plazo es el verdadero reto de la pedagogía contemporánea.
En un salón de clases esto significa enseñar a organizar tiempos de estudio, a regular la frustración ante el error y a alternar estrategias según la situación. El pensamiento crítico, la autorregulación y el cultivar las funciones ejecutivas preparan a los jóvenes para dirigir su propio aprendizaje y su vida.
Finalmente, si se tiene sospecha de algún problema con funciones ejecutivas, lo ideal es acudir a valoración por parte de expertos en diagnósticos clínicos en materia de neuropsicología y aprendizaje. Busca apoyo.
Aplica este conocimiento en el aula, cursa Pedagogía en línea
Si te apasionan los temas de psicología del aprendizaje y la educación, la pedagogía puede ser tu vocación. Estudia esta apasionante carrera en una de las mejores instituciones formativas de México: La Universidad Panamericana.
Nuestra licenciatura de Pedagogía en línea cuenta con docentes expertos que te brindarán atención personalizada y te guiarán paso a paso para entender los fenómenos complejos que intervienen en la educación para poder incidir en ella con solidez y eficacia.
6 ventajas únicas de la Licenciatura en Pedagogía en línea de la UP
Consulta el plan de estudios en el siguiente enlace y conviértete en un profesional destacado de la educación.
Más contenido de interés:
- 7 Barreras críticas para el Aprendizaje y la Participación
- La inteligencia emocional en el aula: sus bases e importancia
- ¿Cuál es el campo laboral de un pedagogo?
- 10 de los conceptos de mayor relevancia en la pedagogía
- ¿En qué consiste una estrategia didáctica? + 7 ejemplos
Referencias:
- Ahmed, S., Kelly, D., Waters, N., & Chaku, N. (2024). Executive functioning. Preprint. https://doi.org/10.13140/RG.2.2.26371.11041
- Badre, D. (2020). On task: How our brain gets things done. Princeton University Press.
- Barkley, R. A. (2001). The executive functions and self-regulation: An evolutionary neuropsychological perspective. Neuropsychology Review, 11(1), 1–29. https://doi.org/10.1023/A:1009085417776
- Van Damme, D., & Fadel, C. (2025). Executive functions: Conceptual framework and relevance for education. Center for Curriculum Redesign. https://curriculumredesign.org/wp-content/uploads/Executive-Functions-2025-08-11-1.pdf
Déjanos saber lo que pensaste acerca de este post
Pon tu comentario abajo.