Si tu crush no te pela, sientes que el mundo se te viene encima y la autoestima se te va a los suelos. Es un momento oscuro, de desesperanza y desamor, sin aparente salida. Si buscas consejo, muy probablemente te encontrarás con clichés de poco impacto: “el amor todo lo puede”, “el tiempo todo lo cura”, “el corazón tiene razones que la razón desconoce”, “el amor no conoce límites”, etc. Y en esta pandemia, hemos pasado horas sin fin rumiando pensamientos ansiosos y depresivos, tratando de encontrarle sentido a una rutina cada vez más tediosa. ¿Quién tiene el secreto para salir del tedio existencial moderno?
Resulta que los mejores consejos para tales momentos provienen de la escuela estoica, fundada hace más de dos milenios y que en las últimas décadas ha renacido como un modo de vida viable y efectivo para afrontar los retos de la vida contemporánea. La escuela estoica fue una de las escuelas helenísticas que sobrevivió por más tiempo después de su fundación, extendiéndose hasta bien entrado el Imperio Romano. Sigue sumando años de vida desde que renació en el estoicismo moderno y en teorías como la logoterapia de Viktor Frankl y la terapia racional emotiva conductual de Albert Ellis. Su éxito surge de una noción de felicidad que no conoce límites externos (ni sociales ni económicos) y radica en el reconocimiento interno de aquello que está en nuestro control y aquello que está fuera de nuestro control. Por ello, históricamente, los estoicos han existido en todos los escalones de la pirámide social: esclavos como Epicteto, emperadores como Marco Aurelio y filósofos como Séneca.
A continuación, algunos consejos estoicos que, aunque tienen milenios de antigüedad, siguen siendo relevantes para los días que nos sentimos desorientados o perdidos, para los días de baja autoestima (los famosos domingos de bajón), o simplemente para las ocasiones en que necesitamos un consejo útil.
- Es muy común pensar que en la juventud y la adultez uno debe romperse la espalda para disfrutar una vejez idílica jugando golf en la casa club de San Miguel de Allende y tres veces al año en Cancún, tomando mojitos con una camisa floral y un sombrero panamá. Si piensas así te conviene considerar este regaño de Séneca:
“¿No te da vergüenza reservar para ti las migajas de tu vida y destinar para el bien espiritual solo ese tiempo que no se puede dedicar a ninguna cosa? ¡Qué tarde es empezar a vivir justamente cuando hay que dejarlo! ¡Qué olvido de nuestra mortalidad tan estúpido aplazar los planteamientos sensatos para los cincuenta o los sesenta años y pretender empezar la vida en un momento al que pocos logran llegar!”
- Cuando pasaste todo el día viendo la serie de Luismi en Netflix y al acabar sientes que estás desperdiciando tu vida y tu autoestima está por los suelos (en palabras de José Alfredo Jiménez, sientes que no vale nada la vida, la vida no vale nada) recuerda estas otras palabras de Séneca:
“Es difícil hallar a alguien que quiera distribuir su dinero. La vida, en cambio ¡entre cuántos y cuántos la reparte cada cual! La gente es estricta en preservar el patrimonio; pero cuando llega la hora de perder tiempo, derrocha aquello en lo que únicamente es honroso ser avaro”
- Cuando te enteras que el grupo de amigos que considerabas de confianza tiene un grupo de Whatsapp del que te excluyeron deliberadamente, e incluso han hablado mal de ti (hay screenshots), el emperador romano Marco Aurelio tiene una recomendación al respecto:
“Cada vez que alguien cometa una falta contra ti, medita al punto qué concepto del mal o del bien tenía al cometer dicha falta. Porque, una vez que hayas examinado eso, tendrás compasión de él y ni te sorprenderás, ni te irritarás con él. Ya que comprenderás tú también el mismo concepto del bien que él, u otro similar. En consecuencia, es preciso que le perdones. Pero aun si no llegas a compartir su concepto del bien y del mal, serás más fácilmente benévolo con su extravío”
- Si al ver la cantidad creciente de influencers superficiales en Instagram y Tik Tok presumiendo sus cuerpos esculturales en Tulum sientes ansiedad e inseguridad al respecto de tus propios ‘defectos’ estéticos, recuerda las palabras de Epicteto:
“No eres carne y pelo, sino albedrío. Si tus decisiones son bellas, entonces serás bello”
- Y el día que te cueste levantarte y estés de malas todo el día, sin ganas de hacer nada, piensa que incluso emperadores han sufrido exactamente lo mismo, como evidencia este consejo de Marco Aurelio:
“Siempre que despiertes de tu sueño de mal humor, recuerda que está de acuerdo con tu constitución y con tu naturaleza humana aportar acciones útiles a la comunidad, mientras que el dormir es algo que también hacen los seres irracionales”
- Todo aquel que ha trabajado en una oficina ha conocido alguna vez al típico barbero, que sube la escalera institucional a base de lambisconerías e hipocresías, atribuyéndose todos los éxitos y distribuyendo todas las culpas. Aunque parezca que se salen con la suya, Séneca tiene una advertencia:
“Cuando veas que algunos visten ropa de gala una y otra vez, que sus nombres resuenan en el foro, no sientas envidia: esas cosas se ganan perdiendo la vida”
Así que, en lugar de comprar el nuevo bestseller en la sección de autoayuda de Sanborns, quizás nos conviene releer a los estoicos de la antigüedad, que enfrentaban problemas no tan distintos a los nuestros.
1. Seneca, De la Brevedad de la Vida, III.5b
2. Seneca, De la Brevedad de la Vida, III.1a
3. Marco Aurelio, Meditaciones, VII. 26
4. Epicteto, Discursos, III. 3.20
5. Marco Aurelio, Meditaciones, VIII. 12
6. Seneca, De la Brevedad de la Vida, XX
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