La meta fundamental de la gestión de riesgos es identificar cualquier circunstancia que potencialmente incida de forma perjudicial en las operaciones o la producción de una empresa, así sea a nivel físico o financiero.
Para tal prevención, el análisis de riesgos es una herramienta crucial de estudio y evaluación que toma en cuenta distintas variables al considerar los factores que pueden afectar los objetivos de una organización y, de ahí, el resto de consecuencias derivadas de ello.
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Pues bien, el Método Mosler es una de las metodologías más usadas para concretar análisis de riesgos y, en particular, en lo que concierne a la seguridad en las empresas.
¿Qué es el Método Mosler?
El Método Mosler es una metodología o procedimiento usado para identificar, analizar y evaluar cada uno de los factores que pueden influir en que sobrevenga un riesgo en una variedad de áreas; la de operaciones es contemplada con frecuencia al emplearlo.
Este método ayuda a discernir tanto la probabilidad como el impacto del riesgo con base en los resultados de cada fase, por lo que debe ser secuencial u ordenado en todas sus etapas.
Son cuatro las fases que implica: definición del riesgo, análisis del riesgo, evaluación del riesgo y cálculo del riesgo. A continuación, las detallamos:
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Definición del riesgo
Esta fase se centra en identificar el riesgo, así como en especificar sus características y qué aspectos puede afectar y de qué manera puede hacerlo. Lo anterior ayuda a diferenciar los riesgos entre sí.
Algunas de las categorías de identificación que cubre el Método Mosler dentro de la primera fase son: fuentes de energía, entorno físico, ubicación geográfica, infraestructura, sistemas de seguridad, ambiente externo, ambiente interno y transporte.
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Análisis del riesgo
La segunda fase consiste en el uso de seis diferentes criterios para calcular si conviene proceder en torno a cierto riesgo o no. El análisis recurre a una escala del 1 al 5, de menor a mayor, para determinarlo.
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Función (F)
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Sustitución (S)
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Profundidad (P)
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Extensión (E)
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Agresión (A)
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Vulnerabilidad (V)
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Evaluación del riesgo
Su objetivo es cuantificar cada riesgo al obtener un valor final que se llama “riesgo estimado” (ER). Para ello, antes es necesario conseguir dos valores más: “carácter” (C) y probabilidad (Pb). A su vez, para conocer C deben conocerse también los valores “importancia del suceso” (I) y “daños” (D).
Estas son las fórmulas para ello:
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I se obtiene así: I = F x S
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D se obtiene así: D = P x E
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Con los resultados podemos saber el valor de C: C = I + D
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Ahora es preciso tener la probabilidad: Pb = A x V
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Y finalmente el riesgo estimado: ER = C x Pb
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Cálculo del riesgo
Finalmente, la cuarta fase conlleva la clasificación de los riesgos en cinco clases según su valor de ER.
De 2 a 250 es muy bajo; de 251 a 500, bajo; de 501 a 750, normal; de 751 a 1000, alto; y de 1001 a 1250, muy alto.
Al concluir la cuarta etapa ya es posible discernir qué tanta importancia debe dársele al riesgo y si sería recomendable adoptar medidas para minimizarlo o, más bien, ignorársele y evitar la inversión de tiempo y dinero en hacerlo.
El Método Mosler, como procedimiento esclarecedor en análisis de riesgos, puede contribuir de forma significativa a aprovechar áreas de oportunidad y evadir errores prevenibles para las organizaciones.
Dada la magnitud de la competencia en el mercado cambiante de hoy, con múltiples variables tecnológicas y globalizadoras, resulta primordial para ellas adaptarse en consideración de la mayor cantidad de aspectos que podrían incidir en su crecimiento o, bien, en su estancamiento.
El presente método pretende incrementar esa flexibilidad al contemplar las categorías de seguridad imprescindibles para cualquier gestión empresarial satisfactoria.
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