Es fundamental entender la interacción entre la administración de negocios, la política y la economía para que múltiples proyectos de desarrollo sostenible puedan prosperar a lo largo del presente siglo.
Es fundamental entender la interacción entre la administración de negocios, la política y la economía para que múltiples proyectos de desarrollo sostenible puedan prosperar a lo largo del presente siglo.
Administración y desarrollo sostenible
Stuart Hart, profesor de administración y emprendimiento sostenible en la Universidad de Vermont, asegura que, desde hace algunos años, el desarrollo sustentable se encuentra impulsando una nueva tendencia para combatir la pobreza global.
De acuerdo con él, diversas empresas -especialmente en países en vías de desarrollo- prestan cada vez más servicios de "formas disruptivamente innovadoras" a los mercados emergentes. Y describe la sostenibilidad como perteneciente a dos categorías amplias: "ecologización" y "más allá de la ecologización".
La ecologización hace referencia a una disminución incremental del impacto ambiental negativo asociada con procesos e iniciativas tales como la reducción de desechos, la prevención de la contaminación y el reciclaje.
El ámbito "más allá de la ecologización", por otro lado, se refiere a tecnologías emergentes que buscan satisfacer las necesidades de mercados desatendidos en su mayor parte hasta ahora.
Este último tipo de estrategias es más disruptivo y tiene el potencial de volver obsoletas las industrias actuales tal y como funcionan y de reestructurar industrias o generar otras completamente nuevas. Son realmente estas estrategias (de “más allá de la ecologización”) las más relevantes para el futuro sostenible del planeta.
Ciencias económicas y desarrollo sostenible
David R. Lee, profesor de economía en Cornell, está convencido de que las ciencias económicas nos permiten considerar la sostenibilidad dentro de un marco de costo-beneficio y aplicar herramientas específicas para evaluar si las tecnologías sostenibles son económicamente viables.
La tecnología es imprescindible, pero son, en última instancia, las personas quienes la utilizan. Su adopción y su uso dependen de los incentivos y desincentivos, así como de las limitaciones, a que se enfrentan las personas cuando deben implementarla.
La economía hace énfasis en la naturaleza dinámica del comportamiento humano. Arroja luz sobre la mudanza de nuestras preferencias, y sobre el hecho de que los incentivos (o lo contrario), que típicamente se reflejan en precios, suelen impactar nuestro comportamiento de una forma significativa.
Esto puede llevarnos a dedicarle suma atención a encontrar maneras de alterar las estructuras de incentivos para solucionar problemas sociales. El concepto de un impuesto al carbono, por ejemplo, busca abordar las emisiones de gases de efecto invernadero y la mayoría de los economistas lo favorecen.
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La ciencia contra la opinión
También, la sostenibilidad depende de que la ciencia nos provea de resultados positivos, pero la ciencia es, con frecuencia, objeto de politización.
Así, un ejemplo más, el tema del uso de OGM (organismos genéticamente modificados) en el campo de la agricultura se ha vuelto especialmente polémico. Gran parte de la opinión pública sostiene que la biotecnología es peligrosa y muchos países prohíben su uso en la agricultura.
Sin embargo, los cultivos de ingeniería genética permiten la adición de rasgos no disponibles en otros métodos de mejoramiento; pero estos rasgos pueden ser cruciales para contribuir a la sostenibilidad, en particular en lo que respecta al cambio climático.
Por consiguiente, debates globales de enorme relevancia, cómo éste, son asumidos desde un nivel social. Y bien puede concluirse que la ciencia es inherentemente vulnerable a la política debido a sus compromisos epistemológicos en torno a conclusiones provisionales y revisiones continuas.
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Más allá de esto, los científicos -tanto sociales como naturales- suelen ser reacios a ingresar a la contienda política por razones profesionales, mientras que las opiniones fundamentadas en conocimientos parciales llegan a conclusiones seguras, fácilmente disponibles y, más aún, poderosas en tanto armas políticas.
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