En resumen, los bancos centrales son instituciones financieras centralizadas (por país o región). Sin embargo, difieren de los bancos comerciales en que no manejan el depósito de dinero.
La tarea principal de los bancos centrales es implementar políticas monetarias, para lo cual se valen de diversas herramientas que influyen en la cantidad de dinero circulante en una economía, las tasas de interés que se cobran por los préstamos y la tasa de inflación.
La inflación ocurre cuando los precios continúan aumentando, lo que significa que el valor de la moneda de un país disminuye a la par de su poder adquisitivo.
La inflación es una señal del crecimiento de la economía. Pero la alta inflación es un problema porque desalienta la inversión y los préstamos y reduce los ahorros de las personas al menoscabar el valor del dinero. Por esta razón, los bancos centrales hacen cuanto sea posible para mantener la inflación bajo control.
Los bancos centrales también prestan dinero a los bancos comerciales en tiempos de crisis para que no colapsen; esta es la razón por las que se denominan prestamistas de última instancia.
Así, buscan estabilizar la economía y dar más fluidez a las transacciones. Cuando una economía prospera, más empresas extranjeras están dispuestas a invertir en un país.
Objetivos de los bancos centrales
Los objetivos primarios de los bancos centrales son la estabilidad de precios, la baja inflación y la multiplicación del empleo.
Dado que los dos primeros están intrínsecamente en tensión con el tercero, los bancos centrales actúan según el principio de tratar de garantizar que la economía crezca y se creen nuevos puestos de trabajo sin permitir que crezca demasiado rápido para que la inflación no aumente mucho.
Además de ello, los bancos centrales promueven la estabilidad del sistema financiero, regulan las prácticas de las instituciones financieras, incluidos los bancos comerciales, controlan la eficiencia de los sistemas utilizados para las transacciones y fomentan la protección del consumidor.
¿Cómo logran tales objetivos?
Los bancos centrales no pueden iniciar leyes para regular la economía. Entonces actúan de forma indirecta, al cambiar la oferta monetaria o la cantidad de dinero en la economía. Para esto, cuentan con varias herramientas políticas a su disposición, entre las que se incluye la facultad de fijar una tasa de interés objetivo.
Las tasas de interés y la oferta monetaria tienen una relación inversa. Cuando las tasas de interés son bajas, la gente solicita más préstamos y presta más dinero; por tanto, la oferta monetaria (es decir, la cantidad de dinero en la economía) aumenta. Lo contrario también es cierto.
Asimismo, los bancos centrales estipulan la cantidad de dinero de que los bancos comerciales deben disponer y no pueden prestar; establecen la tasa de interés que los bancos comerciales deben pagar por los préstamos a corto plazo (de un banco federal); y compran y venden valores, que son como pagarés gubernamentales.
Cada una de estas opciones presenta una oportunidad para aumentar o disminuir la oferta monetaria.
Cuando los bancos pueden tener menos dinero disponible, les es posible prestar más dinero, por lo que las tasas de interés bajan y la oferta monetaria aumenta. Pero si se requiere que cuenten con más dinero, las tasas de interés suben y la oferta monetaria disminuye.
Los bancos centrales pueden adoptar políticas monetarias contractivas, es decir, utilizar herramientas para reducir la oferta monetaria, cuando quieren frenar la economía y también la inflación.
Y viceversa, adoptan políticas monetarias expansivas, es decir, utilizar herramientas para aumentar la oferta monetaria, cuando quieren dinamizar la economía y estimular el crecimiento.
La influencia de los bancos centrales en la economía cotidiana
De la manera más inmediata, los efectos de un banco central en la vida cotidiana del ciudadano promedio se reflejan en las tasas de interés. Y estas tasas de interés afectan todo: lo que las personas pueden permitirse comprar, la diversidad de ofertas laborales y los precios de los bienes y servicios.
Las tasas de interés más bajas implican la posibilidad de pedir dinero prestado a un precio más bajo y, en tanto se tiene acceso a más dinero, suele gastarse más. Esto contribuye a que puedan comprarse las cosas necesarias y a que la economía crezca, la inflación tiende a aumentar entonces.
Las tasas de interés más bajas en los préstamos comerciales implican que las empresas pueden pedir prestado dinero a un precio más bajo y, así, tener acceso a más dinero, lo que las hace más propensas a gastar para contratar empleados o aumentar los salarios.
Por supuesto, las tasas de interés más altas son causa del efecto contrario. Las personas y las empresas suelen gastar menos y ahorrar más cuando las tasas de interés son altas, lo que lleva a la economía a desacelerarse y, a menudo, conduce a la deflación.
La deflación puede encarecer los préstamos y tornar más competitivo al mercado laboral, pero le confiere más poder adquisitivo al dinero.
Aunque mantener un ritmo estable en la economía parece engañosamente simple, en la práctica es una responsabilidad que requiere una comprensión profunda de cómo las herramientas de los bancos centrales influyen en la economía, así como de los recursos con que deben manejarse las crisis cuando sobrevienen.
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