Cómo desarrollar resiliencia emocional en la juventud

La resiliencia emocional es la capacidad de una persona para adaptarse y recuperarse de situaciones complicadas, estresantes o traumáticas. Dicho de otro modo, se refiere a la habilidad que posees de afrontar los desafíos y cambios de la vida manteniendo un equilibrio y poder tomar decisiones acordes con tu bienestar.

También implica tener una actitud positiva y constructiva ante los problemas, ser capaz de atender las dificultades con flexibilidad y encontrar soluciones creativas para superarlas. 

Se dice fácil, ¿verdad? No te preocupes, aquí te presentamos algunas estrategias concretas y pasos fundamentales para desarrollar la resiliencia emocional en la juventud:

1. Identificar las emociones

   Debido a la poca experiencia en la juventud, los cambios hormonales, y el descubrimiento de experiencias, sensaciones y reacciones corporales nuevas, las adolescentes tienen muchos conflictos para entender qué les ocurre en el ámbito psico-afectivo.

   Lo primero que te sugerimos es conocer qué son y cuáles existen. No son sólo las principales (alegría, tristeza, enojo, desagrado y miedo), estas tienen variaciones, o combinaciones dando como resultado emociones complejas. Consulta a tus padres, docentes, o a un terapeuta para identificar la rueda de las emociones y la utilidad que cada una aporta a tu vida.

   
   

2. Ubica cómo se manifiestan en tu cuerpo y mente

   Aunado al punto uno, es importante que sepas que todas las emociones tienen una manifestación cognitiva y una fisiológica. Es decir, cada una de ellas se representa con ciertos pensamientos en tu cabeza, así como reacciones en tu cuerpo como son palpitaciones agitadas, sudoración, temblores, calor, respiración entrecortada, etc. Al hacer la conexión en estos tres ámbitos (afectivo, cognitivo y fisiológico), te será más fácil reconocerlas en ti.

    

3. Exprésalas

   Ahora que las identificas y ubicas en tu cuerpo y mente es de mucho beneficio expresarlas, liberarlas para no reprimirlas, puesto que esto último conlleva un gran coste de tu energía, que tomen fuerza y salgan a la luz de forma explosiva e incontrolable.

    

   Busca un método adecuado para expresarlas sin dañar a nadie. Si bien es útil escribirlas, representarlas en algún arte como la música o la pintura, en muchos momentos tendrás que comunicarlas vía oral ante los demás, por lo que es conveniente practicar la comunicación asertiva; decir lo que realmente piensas y sientes cuidando el bienestar de la otra persona, con empatía.

    

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4. Concéntrate en lo que puedes controlar

   No podemos ocuparnos de lo que escapa de nuestras manos, eso sólo podemos aceptarlo. Por supuesto que en muchas ocasiones no será agradable y por ello podemos entristecernos.

   Pero, para sobrellevar las desgracias, levantarnos y continuar, podemos enfocarnos en lo que sí depende de nosotros; nuestra actitud y acciones. Esto te ayudará, tanto a comulgar, como a utilizar para tu provecho las emociones (incluso las desagradables), con libertad y autonomía.

   Dicho esto, es fundamental que tengas presente que las emociones no están en nuestro control, ¡pero sí lo que nos es posible hacer con ellas! Esta es la clave de la resiliencia emocional.

   
   
   

5. Técnicas y estrategias de gestión emocional

   Reconocer una emoción y su detonante nos provee de una guía para implementar técnicas y saber cómo actuar en respuesta.

    

   Por ejemplo, si un pensamiento te da ansiedad, como lo es una preocupación, tendremos que se originó en tu mente, por lo que puedes, en primera instancia, aceptarlo, para después centrar tu atención en alguna actividad que te permita vivir el aquí y el ahora (como simplemente respirar).

   Existen muchas técnicas y estrategias como esta. Cada persona se acomoda mejor con unas o con otras. Apóyate de la orientación psicológica para aprender cómo gestionarte por tu cuenta y crear tus propias herramientas de resiliencia.

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Toda joven pasa por situaciones difíciles o conflictivas. Para superar estos obstáculos y alcanzar la resiliencia siempre es una opción buscar la ayuda de adultos de confianza, como tus padres, maestros o terapeutas y aprender con ellos habilidades para manejar el estrés y las emociones de manera saludable. 

También es aconsejable integrar a tu rutina actividades y pasatiempos que te impulsen a desarrollar tus facultades en la resolución de problemas, la creatividad y la auto expresión, lo que te permitirá sentirte más segura y confiada en tu capacidad para afrontar los malos ratos.

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