Para la mayoría de las jóvenes es fácil aprender a leer de una manera más eficiente, a menudo se trata sólo de una cuestión de hábito. Pero si te has puesto como objetivo mejorar tus habilidades de lectura, intenta cambiar algunos hábitos y probar estos consejos para comenzar:
1. Presta atención cuando leas y lee como si realmente importara
La mayoría de la gente lee del mismo modo en que ve la televisión, es decir, de forma pasiva y sin prestar atención. Leer requiere de esfuerzo y al hacerlo debemos esforzarnos. Considera que la atención es un aspecto clave de todo proceso de aprendizaje.
Hay algunos métodos simples que puedes usar para centrar mejor tu atención y aprovechar más tu tiempo de lectura.
Aunque diferentes autores se refieren a ello de distintas formas, muchos investigadores aseguran que "obtener una vista previa" del texto antes de sentarse y leer frase tras frase.
Para obtener una buena vista previa tienes que:
- tomarte de 30 a 60 segundos
- revisar el título del capítulo
- fijarte en todos los títulos, subtítulos y palabras subrayadas, en itálicas o resaltadas
- reparar en cualquier imagen o ilustración, tabla o gráfico
- hojear rápidamente el texto, leer el primer y el último párrafo y la primera oración de cada dos párrafos -sin detenerte demasiado, el punto es que captes qué aborda el contenido
- cerrar el libro y preguntarte: ¿cuál es la idea principal?; ¿qué tipo de texto es?; ¿cuál es el propósito del autor?
Quizás creas que no podrás responder a estas preguntas con tan poca exposición al material, pero si consigues una vista previa adecuada, tendrás algunas ideas generales del texto, las cuales te servirán para entenderlo y recordarlo mejor después de leerlo.
Cuando ya empieces a leer, hazlo "cuestionando" el contenido, como si estuvieras buscando algo. Convertir en preguntas los encabezados o títulos de los capítulos puede ser de gran ayuda.
Por ejemplo, si el título de una sección es "Las causas de la Revolución Mexicana", toma el título y cámbialo a forma de pregunta, como en: "¿Cuáles fueron las causas de la Revolución Mexicana?".
Entonces tendrás una meta; algo que buscar y algo que averiguar. Cuando nos orientamos con base en objetivos en cualquier tipo de búsqueda, se vuelve más sencillo encontrar lo que buscamos: por lo menos podrás recordar un punto sobre el texto que leerás.
2. Deja de hablar contigo mismo al leer
Las personas se hablan a sí mismas de dos maneras:
- vocalizando, con el movimiento real de los labios mientras leen, y
- subvocalizando, o hablándose a sí mismos en la mente mientras leen en silencio
Ambas te retrasarán hasta el punto en que te darás cuenta de que no puedes leer más rápido de lo que puedes hablar. El habla es una actividad relativamente lenta; para la mayoría, la velocidad promedio es de aproximadamente 180 palabras por minuto.
La lectura debe ser una actividad que involucre sólo los ojos y el cerebro, pero la vocalización vincula la lectura con el habla real. Intenta pensar en la lectura como si estuvieras mirando un paisaje, un panorama de ideas, en lugar de desviando la mirada a las piedras alrededor de tus pies.
3. Lee en conjuntos de reflexión
Los estudios han demostrado que cuando leemos, nuestros ojos deben hacer pequeñas paradas a lo largo de las líneas. Los malos lectores hacen muchas, muchas más fijaciones (paradas de vista) que los buenos lectores.
Esto no sólo ralentiza la lectura, sino que inhibe la comprensión porque es más fácil extraer el significado de conjuntos de palabras que de palabras individuales o incluso de letras individuales.
Trata de leer en frases de tres o cuatro palabras, especialmente en las oraciones largas o completas. Tu mente empezará a internalizarlas como si las oraciones enteras fueran una gran palabra rica en significado.
4. No sigas releyendo las mismas frases
Los lectores mediocres leen y releen una misma frase una y otra vez de manera habitual. El hábito de hacer "regresiones" duplica o triplica el tiempo de lectura y muchas veces no da como resultado una mejor comprensión.
Con frecuencia no basta con hacer una sola lectura cuidadosa y atenta para adquirir una comprensión completa de un texto, pero sí es algo más efectivo que detenerse en regresiones constantes en medio de una lectura: es mejor esforzarse en prestar más atención la primera vez.
Obtén una vista previa antes de ponerte a leer con cuidado y prueba los consejos anteriores. Recordarás mejor sin releer.
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5. Varía tu ritmo de lectura para adaptarte a la dificultad y el tipo de texto
Los malos lectores siempre leen a una misma velocidad lenta. Un lector eficiente se acelera en el contenido más fácil y se ralentiza en el difícil. Algunas cosas no están destinadas a ser leídas con rapidez.
El material legal y los textos complicados deben leerse lentamente. El material más fácil y las revistas y los periódicos pueden leerse rápido. La poesía y las obras de teatro, por ejemplo, suelen leerse en voz alta y esto entra en conflicto con un método de lectura rápida que desaconseje la vocalización.
Ahora que cursas la preparatoria es un buen momento para que pongas en práctica estos consejos, ya que más adelante en la universidad la lectura se hará más frecuente y será más compleja. Recuerda que no debes desanimarte si tu progreso es lento, siempre puedes ponerte la meta de progresar poco a poco.
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