En términos generales, ¿suele disminuir o no la autoestima durante la adolescencia? Muchos adolescentes, sus maestros, sus padres y otras personas piensan que sí. De hecho, varios adultos recuerdan la adolescencia como una etapa de intenso escrutinio personal y autoestima fluctuante.
No obstante, la respuesta no es del todo clara, ya que la autoestima es también un estado subjetivo y, por tanto, algo muy difícil de medir. La autoestima hace referencia a qué tanto una persona se quiere (o se estima) a sí misma.
En las adolescentes -lo cual es un tanto evidente- varían distintos niveles de autoestima, en los que parecen influir factores como el género, la cultura y el estrato socioeconómico.
Ésta también puede variar dentro de un individuo: puede tenerse en grados distintos en dominios como lo social, lo académico, lo deportivo, lo físico y lo conductual o moral.
La satisfacción en torno a la apariencia física es un componente muy importante de la autoestima, y las adolescentes sufren de una mayor insatisfacción con su apariencia física que las niñas.
Las consecuencias directas de una baja autoestima pueden ser temporales, pero en casos graves pueden implicar problemas de ánimo y actitudinales, entre los que se encuentran un desempeño más deficiente.
Es relevante tener en cuenta que la dirección causal de esta cuestión no se ha esclarecido; es decir, los investigadores no han precisado si tener baja autoestima es causa de conductas problemáticas en las jóvenes o, bien, lo contrario.
Aunque la autoestima de las adolescentes es capaz de fluctuar, los estudios han concluido que suele ser relativamente estable. Asimismo, es más probable que las personas con alta autoestima en la infancia lleguen a ser adolescentes con alta autoestima.
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Numerosos estudios han demostrado que durante la adolescencia media y tardía, así como en la edad adulta temprana, la autoestima se estabiliza o incluso aumenta.
Aumento de la autoestima
Hace algunas décadas, muchos programas que buscaban apoyar a los jóvenes para mejorar su autoestima se centraban en hacer que, en general, se sintieran bien consigo mismos. Por el contrario, los programas actuales se concentran en aspectos específicos de la autoestima.
Con motivo de aumentar la autoestima en las adolescentes, las sugerencias a continuación han sido suficientemente respaldadas. Cabe decir que cuando esto se hace con el fin de reducir los problemas de conducta los resultados no son óptimos:
- Identificar los factores centrales que causan la baja autoestima y al mismo tiempo reconocer los dominios de competencia importantes para la adolescente.
- Enfocarse en las fuentes de apoyo emocional y de aprobación social que existen en el entorno de la adolescente.
- Enfatizar el logro de habilidades y metas específicas y fomentar la iniciativa personal.
- Apoyar el desarrollo de técnicas de afrontamiento y de resolución de problemas, en lugar de evitar dificultades.
El punto principal a tener presente es que no basta con decirle a alguien que tenga una alta autoestima. Toda adolescente podrá sentirse mejor consigo misma si experimenta el éxito en los ámbitos que le interesan, así como por el elogio de las personas a quienes respeta.
Las relaciones con los padres y las relaciones con los compañeros son dos fuentes cruciales de apoyo que contribuyen a su autoestima. Y del mismo modo en que es conveniente fomentar las habilidades en las áreas que se destacan, también lo es disminuir la posible influencia de la decepción en otros dominios.
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